Abraham y Lot se separan: La generosidad de Abraham (Génesis 13:3-18)
Cuando Abraham y su familia regresaron a Canaán y fueron a la región cerca de Betel, el conflicto que se desató entre los pastores del ganado de Abraham y los de su sobrino Lot hizo que Abraham tuviera que tomar una decisión respecto a la escasez de tierra. Se tenían que separar, y Abraham se arriesgó a dejar que Lot escogiera primero su terreno. La cadena montañosa central en Canaán es rocosa y es un ambiente propicio para apacentar ovejas. Los ojos de Lot se posaron al este, en el valle alrededor del río Jordán que vio como “el huerto del Señor”, así que escogió este buen terreno para sí mismo (Gn 13:10). Su confianza en Dios liberó a Abraham de la ansiedad de tener que cuidarse a sí mismo. No importa cuán prósperos serían Abraham y Lot en el futuro, el hecho de que Abraham dejara que Lot decidiera primero demostró generosidad y afirmó la confianza entre ellos.
La generosidad es un rasgo positivo en las relaciones tanto personales como laborales, y probablemente, es el aspecto que establece más firmemente la confianza y las buenas relaciones. Los colegas, clientes, proveedores e incluso la competencia responden poderosamente ante la generosidad y la recuerdan por mucho tiempo. Cuando Zaqueo el recaudador de impuestos le dio la bienvenida a Jesús en su casa y prometió dar la mitad de sus posesiones a los pobres y restituir cuadruplicado a los que había defraudado, Jesús lo llamó “hijo de Abraham” por su generosidad y fruto de arrepentimiento (Lc 19:9). Claramente, Zaqueo estaba respondiendo a la generosidad relacional de Jesús, que había abierto su corazón a un odiado recaudador de impuestos, lo que fue inesperado y sorprendente para las personas de ese tiempo.