José interpreta sueños en la cárcel (Génesis 39:20-40:23)
La labor de José en la cárcel se caracterizó por la presencia del Señor, la confianza del jefe de la cárcel y el ascenso de José al liderazgo (Gn 39:21-23). En la cárcel, José conoció dos oficiales de Faraón que estaban bajo custodia, el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos. Muchos textos egipcios mencionan el rol de los coperos, quienes no solo probaban el vino para corroborar su calidad y detectar si tenía veneno, sino que también disfrutaban de cierta cercanía con aquellos que tenían poder político. Con frecuencia, ellos se convertían en confidentes apreciados por sus consejos (ver Nehemías 2:1-4).[1] Así como los jefes de los coperos, los jefes de los panaderos eran oficiales de confianza que tenían acceso directo a las personas más poderosas del gobierno y es probable que sus tareas fueran más allá de preparar los alimentos.[2] En la cárcel, José hizo el trabajo de interpretar los sueños de estos individuos que tenían conexiones políticas.
En el mundo antiguo, la interpretación de sueños era una profesión sofisticada que involucraba “libros de sueños”, los cuales enumeraban elementos de los sueños y su significado. Los registros de veracidad de sueños pasados y sus interpretaciones proporcionaban evidencia empírica para respaldar las predicciones del intérprete.[3] José, sin embargo, no fue instruido en esta tradición y reconoció que Dios dio las interpretaciones que eventualmente demostraron su veracidad (Gn 40:8). En este caso, el copero pudo regresar a su puesto anterior en donde rápidamente olvidó a José.
La dinámica presentada en esta historia sigue presente en la actualidad. Podemos aportar al éxito de otra persona que asciende por encima de nosotros y ser descartados cuando ya no le somos útiles. ¿Esto significa que nuestro trabajo ha sido en vano y que habría sido mejor concentrarnos en nuestra propia posición y ascenso? Además, José no tuvo una forma de verificar independientemente las historias de los dos oficiales en la cárcel. “Justo parece el primero que defiende su causa hasta que otro viene y lo examina” (Prov. 18:17). No obstante, luego de la sentencia, cualquier prisionero puede defender su propia inocencia.
Tal vez tengamos dudas acerca de cómo nuestra inversión en otros puede beneficiarnos a nosotros o a nuestras organizaciones eventualmente. Tal vez nos preguntemos acerca del carácter y las motivaciones de las personas que ayudamos. Podemos desaprobar lo que hacen después y cómo eso nos afecte. Estos asuntos pueden ser variados y complejos y requieren oración y discernimiento, pero ¿nos deben paralizar? El apóstol Pablo escribió, “Hagamos bien a todos según tengamos oportunidad” (Gá 6:10). Si comenzamos con un compromiso de trabajar para Dios antes que por otros, será más fácil avanzar, creyendo que “para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito” (Ro 8:28).
Kenneth A. Kitchen, “Cupbearer,” in New Bible Dictionary, 3rd ed., eds. I. Howard Marshall, A. R. Millard, J. I. Packer, and D. J. Wiseman (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1996), 248.
Roland K. Harrison, “Baker,” in The International Standard Bible Encyclopedia, ed. Geoffrey W. Bromiley (Grand Rapids: Eerdmans, 1979), 1:404.
John H. Walton, Genesis, NIV Application Commentary (Grand Rapids: Zondervan, 2001), 672-73.