Involucrar al Señor en nuestras decisiones (Josué 9:12-15)
En el capítulo 9 de Josué se describe la forma en la que el pueblo de Gabaón engañó al pueblo de Israel. Su intención era hacerle creer a los israelitas que ellos vivían lejos de la tierra de Canaán y que por esto no constituían una amenaza, pero de hecho, vivían muy cerca. Para engañarlos decidieron usar ropas viejas y sandalias gastadas y llevaron provisiones que indicaban que habían hecho un viaje largo.
Este nuestro pan estaba caliente cuando lo sacamos de nuestras casas para provisión el día que salimos para venir a vosotros; pero he aquí, ahora está seco y desmenuzado. Estos odres de vino que llenamos eran nuevos, y he aquí, están rotos; y estos vestidos nuestros y nuestras sandalias están gastados a causa de lo muy largo del camino. Y los hombres de Israel tomaron de sus provisiones, y no pidieron el consejo del Señor. Josué hizo paz con ellos y celebró pacto con ellos para conservarles la vida; también los jefes de la congregación se lo juraron. (Josué 9:12-15)
Los israelitas fueron engañados porque decidieron depender de su propia percepción y no “pidieron el consejo de Señor”. Esto también nos puede pasar en la actualidad. Sacamos una conclusión con base en lo que creemos y tomamos una decisión rápidamente, pero olvidamos pedirle a Dios que nos guíe. Cuando creemos que entendemos una situación es demasiado fácil depender de nuestras propias ideas en vez de pedirle a Dios que nos muestre su perspectiva.