Dios demanda un cambio (Oseas 1:1-9; Miqueas 2:1-5)
Dios culpa al pueblo en su totalidad por la corrupción de Israel. Ellos han abandonado el pacto con Dios, lo que quebranta tanto su relación con Dios como las estructuras sociales justas de la ley del Señor y lleva directamente a la corrupción y el deterioro económico. El término que los profetas usan frecuentemente para describir el incumplimiento de Israel del pacto es “prostitución” (por ejemplo, Jer 3:2; Ez 23:7). Para escenificar la situación, Dios toma la metáfora literalmente y le manda al profeta Oseas, “toma para ti a una mujer ramera y engendra hijos de prostitución; porque la tierra se prostituye gravemente, abandonando al Señor” (Os 1:2). Oseas obedece la orden de Dios y se casa con una mujer llamada Gomer, quien aparentemente cumple con el requisito, y tiene tres hijos con ella (Os 1:3). Esto nos deja imaginándonos lo que debe haber sido formar un hogar y criar hijos con una “mujer ramera”.
Aunque los profetas usan la imagen de la prostitución y el adulterio, Dios acusa a Israel de corrupción económica y social, no de inmoralidad sexual.
¡Ay de los que planean la iniquidad, los que traman el mal en sus camas! Al clarear la mañana lo ejecutan, porque está en el poder de sus manos. Codician campos y se apoderan de ellos, casas, y las toman. Roban al dueño y a su casa, al hombre y a su heredad. (Miq 2:1–2)
Esto hace que la situación de la familia de Oseas sea un ejemplo dramático para aquellos que trabajan en lugares corruptos o imperfectos en la actualidad. Dios puso a Oseas de forma deliberada en una situación familiar corrupta y difícil. ¿Es posible que Dios ponga deliberadamente a personas en lugares de trabajo corruptos y difíciles hoy día? Aunque es posible buscar un trabajo cómodo con un empleador que tenga buena reputación en una profesión respetable, tal vez podamos alcanzar mucho más para el reino de Dios trabajando en lugares que han hecho concesiones morales. Si usted abomina la corrupción, ¿puede luchar contra ella de una forma más efectiva trabajando como abogado en una firma prestigiosa o como inspector de construcción en una ciudad dominada por la mafia? No hay respuestas fáciles, pero el llamado de Dios a Oseas insinúa que hacer la diferencia en el mundo es más importante para Dios que mantenernos lejos del pecado. Como escribió Dietrich Bonhoeffer en medio de la Alemania controlada por los nazis, “la pregunta más importante que un hombre responsable debe hacerse no es cómo salir heroicamente de la situación, sino cómo va a vivir la próxima generación”.[1]
Dietrich Bonhoeffer, Letters and Papers from Prison [Cartas y apuntes desde el cautiverio], ed. Eberhard Bethge, ed. rev. (Nueva York: Touchstone, 1997), 7.