La oración, la paz y el orden son necesarios en el trabajo, así como en la iglesia (1 Timoteo 2:1-15)
Pablo comienza este capítulo exhortando a que “se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad” (1Ti 2:1–2). El propósito de esta oración es que los cristianos “podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad” (1Ti 2:2). Es posible que estos gobernadores del primer siglo tuvieran el poder para hacer que la vida fuera difícil y problemática para los cristianos. Por esto, Pablo anima a los cristianos a que oren por sus autoridades civiles. La oración, la paz y el orden son los primeros instrumentos de los cristianos para relacionarse con el mundo secular.
De nuevo vemos que las instrucciones de Pablo se basan en la unidad de Dios, la singularidad de Cristo como mediador, el rescate universal de Cristo y el deseo universal de Dios de que todos sean salvos (1Ti 2:3–7). Cristo es el Señor de la creación y el Salvador del mundo. Su reino incluye todos los lugares de trabajo. Los cristianos deberían estar orando por todos los que están en su lugar de trabajo, especialmente lo que tienen funciones de supervisión, “que están en autoridad”. Los cristianos deben esforzarse por hacer su trabajo sin perturbar el trabajo de otros, sin llamar la atención a sí mismos de una forma desproporcionada y sin cuestionar la autoridad constantemente —en otras palabras, trabajar “con toda piedad y dignidad” (1Ti 2:2). Para los cristianos, la motivación para comportarse de esta forma apacible y sumisa no es el temor, ni complacer a los hombres o por conformidad social, sino que están motivados por la apreciación sana del orden que Dios ha establecido y por el deseo de que otros “vengan al pleno conocimiento de la verdad” (1Ti 2:4). Como Pablo dice en otro lugar, “Dios no es Dios de confusión, sino de paz” (1Co 14:33).
¿Esto entra en conflicto con el deber de estar al frente de los esfuerzos por determinar la misión y los valores en nuestro lugar de trabajo? Algunos cristianos tratan de determinar las misiones y los valores por medio de la confrontación en temas controversiales, como los beneficios para la pareja de un mismo sexo, la exclusión del seguro médico para el aborto y/o los métodos anticonceptivos, la organización sindical, la exhibición de símbolos religiosos y otros aspectos similares. Si tiene éxito, este método puede ayudar a determinar la misión y los valores de la organización, pero con frecuencia, perturba el trabajo de los demás, destruye la paz e irrespeta la autoridad de los supervisores.
En cambio, lo que se necesita es una participación más personal, profunda y respetuosa en la cultura organizacional. En vez de entrar en conflicto por los beneficios de salud, ¿los cristianos podrían esforzarse por ser amigos de sus compañeros de trabajo y convertirse en una fuente de consejo o sabiduría para los que enfrentan grandes decisiones en la vida? En vez de querer ir más allá de los límites entre la libertad de expresión y el acoso, ¿los cristianos podrían hacer el trabajo que se les asigna con tal excelencia que los compañeros de trabajo les pidan a ellos que les expliquen la fuente de su fortaleza? En vez de pelear por temas secundarios como la decoración en los días festivos, ¿los cristianos podrían ayudar a mejorar las actividades fundamentales en sus lugares de trabajo, tales como el desempeño laboral, el servicio al cliente y el diseño de producto, y así ganarse el respeto de los que los rodean? Al responder tales preguntas podemos recordar que el consejo de Pablo para Timoteo es equilibrado, no contradictorio. Vivamos en paz y cooperemos con los que nos rodean. Busquemos influenciar a otros sirviéndoles, no tratando de enseñorearnos sobre ellos. ¿No es eso lo que hizo el Rey de reyes?