Introducción a las cartas pastorales
Aunque las cartas pastorales fueron escritas para los líderes de la iglesia primitiva, gran parte de lo que dicen también aplica para los cristianos en otros lugares de trabajo. La tarea principal al aplicarlas en el trabajo fuera de la iglesia es reflexionar en las similitudes y diferencias entre las iglesias y otras organizaciones laborales. Ambas son (por lo general) organizaciones de voluntarios con estructuras y metas. En última instancia, ambas son gobernadas por el mismo Señor. Ambas están conformadas por seres humanos creados a imagen de Dios. En ocasiones, ambas enfrentan grandes dificultades, aunque están diseñadas para sobrevivir y adaptarse en las futuras generaciones. Estas similitudes indican que muchos de los principios bíblicos aplican para ambas instituciones, lo cual estudiaremos detenidamente.
Desde tiempos antiguos, las cartas 1 Timoteo, 2 Timoteo y Tito se han agrupado y se han denominado las “cartas pastorales”. Estas resumen los requisitos, el desarrollo y el ascenso de los líderes; las estructuras organizacionales para el cuidado, la compensación y la disciplina de los miembros; y el establecimiento y ejecución de metas individuales y organizacionales. Se ocupan de la buena gobernanza, la efectividad y el crecimiento de una organización, concretamente, la iglesia. En 1 Timoteo 3:14–15, Pablo presenta el tema principal de las tres cartas: “Te escribo estas cosas, esperando ir a ti pronto, pero en caso que me tarde, te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad”.
No obstante, también hay diferencias. La misión de la iglesia es llamar y preparar personas para que se comprometan con Cristo, le sirvan a Su reino y adoren a Dios. Dios la instituyó como el cuerpo de Cristo y ha prometido que permanecerá hasta el regreso de Jesús. Otras organizaciones tienen misiones diferentes, tales como crear valor económico (los negocios), proteger a sus miembros (los sindicatos), educar a niños y adultos (las escuelas y universidades) y administrar defensa, justicia y otras necesidades civiles (los gobiernos). Los estatutos y constituciones las instituyen como cuerpos (corporaciones o estados) y pueden ser creadas y dejar de existir. Estas diferencias no implican que las otras organizaciones sean inferiores a la iglesia, sino que cada tipo de institución debe ser respetada por su misión particular. Con todo, las cartas pastorales son un material fértil para reflexionar en cómo se deben crear y preservar las relaciones en los lugares de trabajo diferentes a la iglesia, al tiempo que resaltan el papel especial de la comunidad eclesial. Aunque las cartas pastorales se relacionan principalmente con organizaciones, no excluyen a los que trabajan en familias, empresas unipersonales y otros lugares de trabajo similares. Para una mayor brevedad, de aquí en adelante usaremos el término “lugar de trabajo” solamente para hablar del lugar de trabajo que no es la iglesia.