La perseverancia, la sabiduría y el crecimiento espiritual (Santiago 1:1-3)
Santiago comienza enfatizando la estrecha conexión que existe entre la vida diaria y el crecimiento espiritual. Específicamente, Dios usa la adversidad y los retos de la vida diaria y el trabajo para incrementar nuestra fe. “Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada” (Stg 1:2–4). Las “diversas” pruebas —incluyendo los problemas en el trabajo— nos pueden estimular al crecimiento, pero Santiago se interesa particularmente en los retos que son tan intensos que resultan en “la prueba de vuestra fe”.
¿Qué clase de retos enfrentamos en el trabajo que pueden probar nuestra fe —o fidelidad— en Cristo? Un tipo de adversidad puede ser la hostilidad religiosa. Dependiendo de nuestra situación, la fe en Cristo nos puede exponer a cualquier cosa, desde prejuicios menores, tener oportunidades laborales limitadas e incluso al despido, lesiones físicas o muerte en el trabajo. Incluso si otros no nos presionan, podemos ser tentados a abandonar nuestra fe si creemos que el ser identificados como cristianos puede impedir el avance de nuestra carrera.
Otra clase de prueba podría ser ética. Podemos ser tentados a abandonar la fe —o la fidelidad— al cometer robo, fraude, deshonestidad, tratos injustos o aprovecharnos de otros para enriquecernos o avanzar en nuestra carrera. Otra clase de prueba surge del fracaso en el trabajo. Algunos fracasos podrían ser tan traumáticos que tal vez hagan flaquear nuestra fe. Por ejemplo, ser despedidos o expulsados de un trabajo puede ser tan devastador que nos lleve a cuestionar todo lo que creíamos anteriormente, incluyendo nuestra fe en Cristo. O podemos creer que Dios nos llamó a nuestro trabajo, nos prometió grandeza o nos debe dar el éxito porque le hemos sido fieles. En ese momento, el fracaso laboral parece indicar que no se puede confiar en Dios o que Él ni siquiera existe. O podemos tener tanto temor que dudamos que Dios pueda seguir proveyendo para nuestras necesidades. Todos estos retos relacionados con el trabajo pueden probar nuestra fe.
¿Qué debemos hacer si nuestra fe es probada en el trabajo? Tener paciencia (Stg 1:3–4). Santiago nos dice que si encontramos una forma de no ceder ante la tentación de abandonar la fe, actuar de forma poco ética o desesperarnos, veremos que Dios está con nosotros todo el tiempo. Si no sabemos cómo resistir estas tentaciones, Santiago nos invita a pedir la sabiduría que necesitamos para hacerlo (Stg 1:5). Mientras la crisis pasa, vemos que nuestra madurez ha aumentado. En vez de sentir la falta de lo que sea que tememos perder, sentimos el gozo de encontrar la ayuda de Dios.