Los esclavos cristianos (Efesios 6:6-8)
La carta a los efesios anima a los esclavos a verse a sí mismos como “siervos de Cristo” que sirven “de buena voluntad” al Señor en vez de a sus amos humanos (Ef 6:6–7). El hecho de que su trabajo sea para Cristo los animará a trabajar duro y bien. Por eso, las palabras de Pablo son un consuelo cuando los amos les ordenan a los esclavos que hagan un buen trabajo. En ese caso, Dios recompensará al esclavo (Ef 6:8) incluso si el amo no lo recompensa, como ocurre con los esclavos comúnmente (Lc 17:8).
Pero, ¿por qué servirle como esclavo a un amo terrenal sería necesariamente hacer “la voluntad de Dios” (Ef 6:6)? Seguramente un amo podría ordenarle a su esclavo que haga un trabajo que esté lejos de la voluntad de Dios, como abusar de otro esclavo, engañar a un cliente o invadir los campos de alguien más. Pablo clarifica, “Siervos, obedeced a vuestros amos en la tierra, con temor y temblor, con la sinceridad de vuestro corazón, como a Cristo” (Ef 6:5). Los esclavos solo pueden hacer por sus amos lo que se podría hacer para Cristo. Cuando un amo les ordena a sus esclavos que hagan lo malo, las palabras de Pablo se convierten en un gran reto, porque el esclavo tendría que rehusarse a seguir las órdenes de su amo, lo que podría traer consecuencias desagradables, por no decir más. Sin embargo, el mandato de Pablo es ineludible. “Servid… como al Señor y no a los hombres” (Ef 6:7). Los mandatos del Señor están por encima de los mandatos de cualquier amo. De hecho, ¿qué más podría significar “con la sinceridad de vuestro corazón”, si no es dejar de lado todas las órdenes que entran en conflicto con el deber que tenemos frente a Cristo? Jesús dice que, “nadie puede servir a dos señores” (Mt 6:24). El castigo por la desobediencia de un amo terrenal puede ser temible, pero puede que sea necesario sufrir para llegar a trabajar como para el Señor.