Quién trabaja, cuándo y por qué (Juan 5)
La sanación del hombre en el estanque de Betesda saca a la luz una controversia reconocida en Mateo, Marcos y Lucas: la tendencia de Jesús de sanar en el Sabbath. Sin embargo, aunque la controversia es conocida, la defensa propia de Jesús toma un ángulo levemente diferente en el Evangelio de Juan. Su argumento extenso se resume claramente en Juan 5:17: “Hasta ahora Mi Padre trabaja, y Yo también trabajo”. El principio es claro. Dios hace que la creación continúe incluso en el Sabbath, y por tanto Jesús, quien comparte la identidad divina, tiene permitido hacer lo mismo. Ciertamente, Jesús no fue el único que argumentó que Dios estaba trabajando en el Sabbath, pero Su conclusión para justificar Su propio trabajo es única.
Por consiguiente, no podemos usar esta historia para deducir lo conveniente o inconveniente de nuestro trabajo en el Sabbath. Puede que estemos haciendo el trabajo de Dios, pero no compartimos la identidad divina como lo hace Cristo. El trabajo humano que tiene consecuencias de vida o muerte —como la defensa militar (1Mac 2:41) o sacar un animal de un pozo— ya fue aceptado como legítimo en el Sabbath. La sanación misma no se cuestiona en este episodio, aunque el hombre no habría sufrido daños si Jesús hubiera esperado hasta el domingo para sanarlo. En cambio, a Jesús lo critican por permitirle al hombre cargar una camilla —una forma de trabajo, de acuerdo con la ley judía— en el Sabbath. ¿Esto implica que Jesús nos permite salir de vacaciones en el Sabbath? ¿Tomar un vuelo el domingo a una reunión de negocios que comienza el lunes en la mañana? ¿Manejar una planta de fundición continuamente durante todos y cada uno de los días del año? Aquí no existe una pista de que Jesús esté simplemente ampliando la lista de actividades permitidas en el Sabbath. En cambio, apliquemos el tema que vemos a lo largo de Juan: el trabajo que mantiene y redime la creación (material o espiritual) y contribuye a relaciones más cercanas con Dios y las personas, es apropiado en el Sabbath. Para saber si algún trabajo en particular cumple con esta descripción, se debe discernir por la persona (o personas) involucradas. (Para más información sobre este tema, ver “Mateo 12:1–8” en “Mateo y el trabajo”, “Marcos 1:21–45” y “Marcos 2:23–3:6” en “Marcos y el trabajo”, y “Lucas 6:1–11; 13:10–17” en “Lucas y el trabajo”).
Una lección más clara e importante para nosotros desde esta narrativa es que Dios sigue trabajando para sustentar la creación presente y Jesús promueve ese trabajo con Su ministerio de sanación. En cierto nivel, las señales de Jesús son la entrada del nuevo mundo. Estas demuestran “los poderes del siglo venidero” (Heb 6:5) y al mismo tiempo, mantienen el mundo presente. Parece perfectamente apropiado ver esto como un paradigma para nuestros propios trabajos. Mientras actuamos en fe para restaurar lo que ha sido quebrantado (como médicos, enfermeras, mecánicos de autos y así sucesivamente), llevamos a las personas a recordar la bondad del creador Dios. Mientras actuamos en fe para desarrollar las capacidades de la creación (como programadores, maestros, artistas, etc.), llevamos a las personas a reflexionar en la bondad del dominio de la humanidad sobre el mundo que ha sido dado por Dios. El trabajo de redención y el trabajo de creación/producción, hecho en fe, anuncia en voz alta nuestra confianza en el Dios que es y era y ha de venir. Dios creó todas las cosas por medio de Cristo, las está restaurando a su propósito original por medio de Cristo y las llevará a su propósito previsto por medio de Cristo.