Cuando el trabajo es un placer (Cantar de los Cantares 1:9 - 2:17)
En Cantares 1:9-2:7, el hombre y la mujer cantan acerca de su devoción mutua. Él habla de lo hermosa que es ella y ella proclama lo feliz que está por estar enamorada. Entonces, en Cnt 2:8-17, cantan acerca del esplendor de la llegada de la primavera y él la invita a irse con él. Esto se encuentra en el contexto de la economía agrícola del antiguo pueblo de Israel, en el que un viaje al campo en la primavera no es solo un día de campo, sino que requiere trabajo. Específicamente se debe realizar una poda para asegurar una buena cosecha (Cnt 2:12, “ha llegado el tiempo de la poda”). Además, Cantares 2:15 dice que se deben mantener lejos las zorras (a las que les gusta mucho comer uvas jóvenes) para que no arruinen la cosecha.
El hombre y la mujer tienen una actitud agradable y convierten esta tarea en un juego, persiguiendo a las “zorras pequeñas”. Su trabajo se acopla tanto a los juegos de amor, que lleva al doble sentido, “nuestras viñas están en flor”. Esta imagen gloriosa de la vida agrícola en la primavera nos remonta al jardín del Edén, donde cuidar las plantas se había diseñado como un placer. Génesis 3:17-19 nos dice que, debido al pecado, tal labor se ha convertido en un trabajo penoso, pero este no es el significado original o apropiado del trabajo. Este episodio en Cantares es un vistazo de la clase de vida que Dios desea para nosotros, casi como si el pecado nunca hubiera entrado al mundo. Es como si Isaías 65:21 ya se hubiera cumplido: “Construirán casas y las habitarán, plantarán también viñas y comerán su fruto”. El reino de Dios no trae la eliminación del trabajo, sino la restauración del gozo y las relaciones agradables en el mismo (para más información acerca del trabajo en el reino supremo de Dios, consulte “Apocalipsis y el trabajo” en el Comentario Bíblico de la Teología del Trabajo).