Proverbios y el trabajo
Introducción a Proverbios
Regresar al Índice Regresar al Índice¿Cuál es la diferencia entre ser inteligente y ser sabio? La sabiduría va más allá del conocimiento. Es más que un catálogo de datos, es una percepción magistral de la vida, un arte práctico de vivir y la habilidad para tomar buenas decisiones. Proverbios nos reta a adquirir conocimiento, aplicarlo a nuestras vidas y a compartir con otros la sabiduría que adquirimos.
¿A dónde podemos ir para adquirir sabiduría? El libro afirma que la sabiduría va más allá del conocimiento, pero debe comenzar con el conocimiento de los proverbios.[1] “Proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel: para adquirir sabiduría y disciplina; para discernir palabras de inteligencia” (Prov 1:1-2, NVI) (la traducción de la LBLA, “aprender”, pierde la naturaleza esencialmente vivencial del hebreo da’at y su raíz, yada, que la NVI refleja correctamente con el verbo “adquirir”). Para producir la sabiduría, el conocimiento se debe mezclar con el temor del Señor. El “temor” [del hebreo yare] del Señor se usa con frecuencia en el Antiguo Testamento como un sinónimo de “vivir en respuesta a Dios”.[2] El libro de Proverbios declara que “el principio de la sabiduría es el temor del Señor, y el conocimiento del Santo es inteligencia” (Prov 9:10). El conocimiento sin un compromiso con el Señor es tan inútil como el cemento sin el agua para hacer una mezcla. Paradójicamente, aceptar los proverbios por fe en el corazón produce el temor del Señor. “Hijo mío, si recibes mis palabras, y atesoras mis mandamientos dentro de ti… entonces entenderás el temor del Señor, y descubrirás el conocimiento de Dios” (Prov 2:1, 5).
La verdadera sabiduría para el cristiano involucra toda la revelación de Dios, especialmente lo que conocemos por medio de Su Hijo, el Señor Jesucristo. Comienza con el conocimiento de quién es el Señor, lo que ha hecho, y lo que desea para nosotros y para el mundo en el que vivimos. Mientras crecemos en nuestra perspectiva de Dios, aprendemos cómo cooperar con Él en Su trabajo de sustentar y redimir el mundo. Con frecuencia, esto nos hace más fructíferos en formas que nos benefician a nosotros mismos y ayudan a otros. A su vez, esto hace que vivamos en reverencia al Señor en medio de la rutina diaria y del trabajo. “El temor del Señor conduce a la vida, para dormir satisfecho sin ser tocado por el mal” (Prov 19:23).
En Proverbios, adquirir sabiduría nos hace bien y no adquirirla nos hace mal. No hemos adquirido conocimiento en realidad hasta que lo hayamos aplicado en nuestra vida. “El sabio teme y se aparta del mal” (Prov 14:16). “La boca del justo emite sabiduría” (Prov 10:31). Proverbios anticipa la exhortación de Jesús, “Sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas” (Mt 10:16). La sabiduría viene del Señor, quien declara, “Por el camino de la sabiduría te he conducido, por sendas de rectitud te he guiado” (Prov 4:11). En Proverbios, lo mental y lo moral se encuentran y la sabiduría refleja la verdad de que un Dios bueno sigue teniendo el control.
El libro de Proverbios también presenta advertencias para aquellos que desprecian el crecer en sabiduría. La sabiduría, personificada a lo largo del libro como una mujer,[3] habla. “Porque el que me halla, halla la vida, y alcanza el favor del Señor. Pero el que peca contra mí, a sí mismo se daña; todos los que me odian, aman la muerte” (Prov 8:35-36). La sabiduría produce una vida mejor, más plena. La falta de sabiduría merma la vida y a la larga, lleva a la muerte.
Además, el libro de Proverbios nos dice que la sabiduría que adquirimos no es solo para nosotros mismos, sino también para compartir con otros, “para dar a los simples prudencia, y a los jóvenes conocimiento y discreción” (Prov 1:4). Proverbios 9:9 nos recomienda “dar instrucción al sabio” y “enseñar al justo”. Proverbios 26:4-5 le advierte al lector acerca de compartir la sabiduría con un necio. No solo compartimos sabiduría al enseñar, sino también por medio de una vida sabia, ya que la impartimos a aquellos que nos ven y siguen nuestro ejemplo. Lo opuesto también sucede. Si vivimos de forma necia, otros pueden verse tentados a la misma necedad y no solo nos herimos a nosotros mismos sino también a ellos. Con frecuencia, el progreso en el trabajo de la vida nos hace más visibles y los efectos de nuestra sabiduría o necedad influencian a más y más personas. Con el tiempo, esto puede tener las consecuencias más profundas, ya que “la enseñanza del sabio es fuente de vida, para apartarse de los lazos de la muerte” (Prov 13:14).
Para entender más el vínculo inseparable entre la sabiduría y el conocimiento, ver Bruce K. Waltke, The Book of Proverbs: Chapters 1-15 [El libro de los Proverbios: capítulos 1 al 15] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans, 2004), 76-87.
Robert Laird Harris, Gleason Leonard Archer y Bruce K. Waltke, Theological Wordbook of the Old Testament [Diccionario teológico del Antiguo Testamento], edición electrónica (Chicago: Moody Press, 1999) entrada 907.
Para una explicación sobre la personificación femenina, ver Waltke, Proverbs 1-15, 83.
Sobre el libro de Proverbios
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceEn el Cercano Oriente antiguo, los gobernantes normalmente le encargaban a los sabios que reunieran la sabiduría aceptada de su nación para instruir a los jóvenes que iban a dedicarse a las profesiones o al servicio al gobierno en la corte real.[1] Estos dichos sabios, condensados a partir de la observación de la vida y las realidades de la experiencia humana, se convirtieron en el texto para las futuras generaciones cuando llegaban a la adultez. Sin embargo, el libro de Proverbios declara que su autor principal es el rey Salomón (Prov 1:1) y que su inspiración es del Señor. “Porque el Señor da sabiduría, de Su boca vienen el conocimiento y la inteligencia” (Prov 2:6). El libro requiere fe en el Señor, no en la experiencia humana.
“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento” (Prov 3:5). “No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal” (Prov 3:7). Otros manuales del Cercano Oriente antiguo suponen o dan por sentado el origen divino de la sabiduría que enseñan, pero Proverbios es contundente al atribuir la sabiduría única y directamente al Señor.[2] El mensaje central del libro es que la verdadera sabiduría está basada en nuestra relación con Dios: no podemos tener una sabiduría verdadera si no tenemos una relación viva con el Señor.
Por tanto, los proverbios en este libro son más que puro sentido común o buenos consejos; ellos nos enseñan no solo la relación entre nuestras obras y nuestro destino, sino también la forma en la que podemos crear una comunidad pacífica y próspera bajo el Señor, quien es la fuente de la verdadera sabiduría.
Al mismo tiempo, estos dichos cortos y concisos que llamamos proverbios son generalizaciones acerca de la vida, no promesas dadas en partes pequeñas. Dios trabaja por medio de ellos para guiar nuestro pensamiento, pero debemos ser cuidadosos de no cortar en trozos la colección y ponerlos en una bolsa de partes similares a las galletas de la fortuna. No se puede usar un proverbio aislado para expresar toda la verdad, sino que debe ser sensible al contexto más amplio de todo el libro.[3] Solo un tonto leería “Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él” (Prov 22:6), para concluir que un niño es un robot programado. El proverbio enseña que la formación de los padres tiene un efecto, pero el significado se debe entender atendiendo a los otros proverbios que reconocen que cada persona es responsable de su propia conducta, como por ejemplo, “Al ojo que se mofa del padre, y escarnece a la madre, lo sacarán los cuervos del valle, y lo comerán los aguiluchos” (Pro 30:17). Ser experto en los proverbios requiere entretejer un manto de sabiduría a partir de toda la colección. Adquirir sabiduría a partir del libro de Proverbios requiere un estudio de toda la vida.
Esta no es una tarea trivial, ya que existe tensión entre algunos de los proverbios aunque no están en oposición total. Otros se expresan con ambigüedad, lo que exige que el lector reflexione acerca de las posibles interpretaciones. A quién se dirige el proverbio es un aspecto que merece gran atención. La advertencia “No ames el sueño” (Prov 20:13) es un proverbio que se dirige a todos los hijos de Dios (ver Prov 1:4-5), pero la reafirmación, “será dulce tu sueño” (Prov 3:24) está dirigida a aquellos que no permiten que la sabiduría y el entendimiento se aparten de sus ojos (Prov 3:21). Debemos ser cuidadosos y no permitir que un proverbio se convierta en legalismo. “No ames el sueño” no es una frase que prohíba usar ayudas para dormir, ni está en contra de dormir hasta tarde en un día de descanso, ni es una justificación para revisar su correo electrónico obsesivamente de día y de noche. El libro de Proverbios es atemporal, pero su aplicación debe adaptarse a cada época, como lo ilustra el libro de Job (ver “Job y el trabajo” en www.teologiadeltrabajo.org). Los proverbios son referentes en el desarrollo lento de la virtud y se requiere un tiempo largo para entenderlos. “El sabio oirá y crecerá en conocimiento, y el inteligente adquirirá habilidad, para entender proverbio y metáfora, las palabras de los sabios y sus enigmas” (Prov 1:5-6).
El libro de Proverbios contiene siete secciones. La sección 1 (Prov 1:1-9:18) proporciona enseñanzas extendidas que preparan el corazón del discípulo para los dichos concisos de las secciones que siguen. La sección 2 (Prov 10:1-22:16) contiene los “proverbios de Salomón”. La sección 3 (Prov 22:17-24:22) cubre “las palabras del sabio”, que probablemente fueron adoptados y adaptados por Salomón,[4] y la sección 4 (Prov 24:23-34) extiende lo anterior con más “dichos del sabio”. La sección 5 (Prov 25:1-29:27) cubre “otros proverbios que copiaron los varones del rey Ezequías de Judá”, analizando los registros antiguos de la época de Salomón (Ezequías reinó cerca de trescientos años después de Salomón). La sección 6 (Prov 30:1-33) y la sección 7 (Prov 31:1-31) se le atribuyen a Agur y Lemuel, respectivamente, acerca de quienes se sabe muy poco.[5] El resultado final es una sola obra de dichos, consejos, instrucciones y advertencias, estructurada como un manual para jóvenes que comienzan sus vidas laborales, y personas de todas las edades a quienes les presenta el reto de buscar la sabiduría del Señor (Prov 1:2-7).
Por lo general, los proverbios son agrupados en parejas de contrastes: la diligencia frente a la pereza, la honestidad frente a la deshonestidad, la planeación frente a la toma de decisiones apresurada, el trato justo frente al sacar provecho de los vulnerables, la búsqueda de un buen consejo frente a la arrogancia, y así sucesivamente. Hay más proverbios en el libro que tratan acerca de hablar sabiamente que de cualquier otro tema, y el segundo tema más prominente es el trabajo y su correlato secuela, el dinero. Aunque el libro se divide en las siete secciones mencionadas anteriormente, los proverbios dentro de estas secciones dan vueltas para regresar a los mismos temas repetidamente. Por esa razón, este capítulo analizará por temas las enseñanzas relacionadas con el trabajo, en vez de hacerlo revisando cada sección en el orden en que aparece en el libro.
(Al final del capítulo, en el “índice por capítulo/versículo” se puede encontrar una tabla de versículos que presenta una lista de los lugares en donde se discuten en este capítulo. Su intención es ayudar a los lectores a localizar en qué parte del capítulo se discute cierto versículo o pasaje en particular, pero sin el deseo de animar a los lectores a leer versículos individuales de forma aislada).
Una práctica que muchos cristianos encuentran útil en su lugar de trabajo es leer un capítulo por día, correspondiente al día del mes (Proverbios tiene 31 capítulos). Muchos temas los tratan varios proverbios dispersos en el libro, lo que significa que se encontrará cada tema en varios días diferentes de cada mes. Encontrar estas cuestiones de manera repetida es una ayuda para el aprendizaje. Además, nuestra receptividad a los temas cambia de acuerdo con lo que está ocurriendo en nuestras vidas. Con el cambio de circunstancias en el curso del mes, un tema que no atrapó nuestra atención en el día uno se puede volver más significativo otro día. Con el tiempo, somos capaces de encontrar más sabiduría que si viéramos cada tema solo una vez. Por ejemplo, el día 14 de cualquier mes, usted leería el capítulo 14, pero puede que no se dé cuenta del tema de la opresión del pobre en el versículo 31 (“El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor”). Pero tal vez, días después en el mes, puede que vea a una persona viviendo en la calle o escuche una noticia sobre la pobreza, o tal vez usted mismo se quede sin dinero. Quizá en ese momento esté listo para prestar atención al tema cuando surja de nuevo en el capítulo 17 (“El que se mofa del pobre afrenta a su Hacedor”, Prov 17:5) o en el 21 (“El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará y no recibirá respuesta”, Prov 21:13), o en el 22 (“No robes al pobre, porque es pobre”, Pro 22:22), o en el 28 (“El que aumenta su riqueza por interés y usura, la recoge para el que se apiada de los pobres”, Prov 28:8). Además, el tema se enmarca de forma diferente cada vez, lo que da la oportunidad de ganar perspectivas más profundas con cada repetición.
Richard J. Clifford, “Introduction to Wisdom Literature” [Introducción a la literatura de la sabiduría], en The New Interpreter’s Bible [La biblia del nuevo intérprete] vol. 5 (Nashville: Abingdon Press, 1997), 3-4. Para más información acerca del servicio del gobierno desde una perspectiva cristiana, ver Robert Banks, “The Role of the Bible in Bureaucratic Decision-Making” [El rol de la Biblia en la toma de decisiones burocráticas], en Private Values and Public Policy: The Ethics of Decision-Making in Government Administration [Valores privados y política pública: la ética de la toma de decisiones en la administración gubernamental] (Sidney: Lancer Books, 1983), 35-40.
Roland Murphy, Proverbs [Proverbios], vol. 22, Word Biblical Commentary [Comentario bíblico de la Palabra] (Nashville: Thomas Nelson, 1998), 289.
Cf. Waltke, Proverbs 1-15, pp. 107-109.
See Waltke, Proverbs 1-15, 23ff.
See Waltke, Proverbs 1-15, 31-37.
¿Qué tiene que ver Proverbios con el trabajo?
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceEl interés central del libro es el llamado a tener una vida llena de asombro ante Dios. Este llamado se encuentra al comienzo del libro (Prov 1:7), se extiende a través de él (Prov 9:10) y lo concluye (Prov 31:30). Los proverbios nos dicen que los buenos hábitos de trabajo honran a Dios, crecen a partir del carácter formado por nuestro asombro ante el Señor y generalmente conducen a la prosperidad. En realidad, el temor del Señor y la sabiduría son directamente equivalentes. “Entonces entenderás el temor del Señor, y descubrirás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da sabiduría, de Su boca vienen el conocimiento y la inteligencia” (Prov 2:5-6).
En otras palabras, los proverbios tienen la intención de formar el carácter de Dios (un carácter piadoso) en aquellos que los leen. Esta es la razón por la que muchos de los proverbios se basan explícitamente en el carácter de Dios, lo que se muestra por medio de lo que Dios odia y de lo que le agrada:
Seis cosas hay que odia el Señor, y siete son abominación para El. (Prov 6:16)
La balanza falsa es abominación al Señor, pero el peso cabal es Su deleite. (Prov 11:1)
En todo lugar están los ojos del Señor (Prov 15:3)
El carácter piadoso —es decir, la sabiduría— es esencial en todo en la vida, incluyendo el trabajo. Un vistazo sobre los proverbios demuestra que el libro tiene mucho que contribuir para el tema del trabajo. Muchos de los proverbios hablan directamente acerca de las actividades en el lugar de trabajo del Cercano Oriente antiguo, que comprenden la agricultura, la cría de animales, la elaboración de textiles y prendas de vestir, el comercio, el transporte, los asuntos militares, la administración, los tribunales de justicia, la administración del hogar, la crianza de hijos, la educación, la construcción y otros. El dinero —que está estrechamente relacionado con el trabajo— también es un tema prominente. Muchos otros proverbios cubren temas que aplican de forma significativa al trabajo, tales como la prudencia, la honestidad, la justicia, la comprensión y las buenas relaciones.
La mujer valiente (Proverbios 31:10-31)
Regresar al ÍndiceUn vínculo significativo entre el libro de Proverbios y el mundo del trabajo se presenta al final del libro. La señora Sabiduría, a quien conocimos al comienzo (Prov 1:20-33; 8:1-9:12) vuelve a aparecer vestida de otra manera en los últimos veintidós versículos del libro (Prov 31:10-31), como una mujer de carne y hueso, llamada “la mujer virtuosa” (RVR1960). Algunas traducciones usan la palabra “esposa” en vez de “mujer”, probablemente porque en el pasaje se menciona al esposo y los hijos (tanto “esposa” como “mujer” son traducciones posibles del término hebreo ishshah). De hecho, ella encuentra su realización en su familia y garantiza que “su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra” (Prov 31:23). Sin embargo, el texto se centra en el trabajo de la mujer como una emprendedora en la industria artesanal con los siervos o trabajadores que administra (Prov 31:15).[1] Proverbios 31:10-31 no aplica solamente al lugar de trabajo, sino que se lleva a cabo en el lugar de trabajo.
Entonces, el libro de Proverbios se resume en un poema que alaba a una mujer que administra sabiamente diversas empresas que van desde tejer hasta la producción de vino y el comercio en el mercado. Los traductores usan palabras distintas, como virtuosa (RVR1960), capaz (NTV), extraordinaria (TLA) o ejemplar (NVI) para describir el carácter de esta mujer en Proverbios 31:10. Sin embargo, estos términos no alcanzan a reflejar el elemento de fuerza presente en el término hebreo chayil. Cuando se aplica a un hombre, este mismo término se traduce como “fuerza”, así como en Prov 31:3. En la gran mayoría de sus 246 apariciones en el Antiguo Testamento, esta palabra aplica para los hombres guerreros (por ejemplo, los “hombres fuertes y valientes” de David en 1Cr 7:2). Los traductores tienden a restarle importancia al elemento de la fuerza cuando la palabra se aplica a una mujer, como con Rut, a quien en las traducciones en español se le describe como “ejemplar” (NVI, RVC), “virtuosa” (LBLA, RVR) o “buena” (TLA). Pero la palabra es la misma, sea que se aplique a hombres o a mujeres. Al describir la mujer de Proverbios 31:10-31, su significado se entiende mejor como fuerte o valiente, como lo indica después Proverbios 31:17, “Ella se ciñe de fuerza, y fortalece sus brazos”. Por motivo de tal lenguaje marcial, Al Wolters sostiene que la traducción más apropiada es “mujer valiente”.[2] Por consiguiente, nos referiremos a la mujer de Proverbios 31:10-31 como la “mujer valiente”, lo que refleja tanto la fuerza como la virtud que contiene el término hebreo chayil.
El pasaje que concluye el libro de Proverbios caracteriza esta mujer fuerte como una trabajadora sabia en cinco conjuntos de prácticas en su lugar de trabajo. La mayor importancia de esta sección se presenta de dos maneras. Primero, esta se encuentra en forma de poema acróstico, lo que significa que sus líneas comienzan con las veintidós letras del alfabeto hebreo en orden, haciendo de él algo memorable. Segundo, se ubica en el lugar del clímax y es el resumen de todo el libro. Por lo tanto, los cinco grupos de prácticas que observamos en la mujer valiente servirán como un marco para explorar todo el libro.
Para algunas personas en el Cercano Oriente antiguo e incluso algunos ahora, sería sorprendente presentar a una mujer como un modelo de emprendimiento sabio. A pesar del hecho de que Dios les dio el regalo del trabajo tanto a hombres como mujeres por igual (Gn 1:27-28), el trabajo de las mujeres ha sido denigrado con frecuencia y se ha tratado con menos dignidad que el de los hombres. Siguiendo el ejemplo de Proverbios, nos referiremos a esta sabia trabajadora como “ella”, entendiendo que la sabiduría de Dios está disponible de forma equitativa para hombres y mujeres. “Ella” funciona en el libro como una afirmación de la dignidad del trabajo de todas las personas.
Como siempre en el libro de Proverbios, el sendero de la sabiduría fluye del temor del Señor. Después de todo, las habilidades y las virtudes de la mujer valiente se describen y reciben honra, y se revela la fuente de su sabiduría. “La mujer que teme al Señor, ésa será alabada” (Prov 31:30).
Ver Waltke, Proverbs 15-31, p. 528.
Al Wolters, “Proverbs XXXI 10-31 as Heroic Hymn: A Form-Critical Analysis” [El himno heroico de Proverbios 31:10-13: un análisis crítico de forma], Vetus Testamentum 38 (Octubre 1988): 446-57.
La trabajadora sabia es confiable
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceLa primera característica de la sabiduría personificada en la mujer valiente es la confiabilidad. “Su esposo confía plenamente en ella” (Prov 31:11). La confiabilidad es la base de la sabiduría y la virtud. Dios creó a las personas para que trabajaran en coordinación unas con otras (Gn 2:15), lo cual es imposible si no hay confianza. La confianza requiere el cumplimiento de los principios éticos, comenzando con la fidelidad en nuestras relaciones. ¿Qué implica ser confiables en el trabajo según el libro de Proverbios?
La trabajadora confiable es fiel a sus responsabilidades fiduciarias
Regresar al ÍndiceEl primer requisito de la confiabilidad es que nuestro trabajo le haga bien a aquellos que confían en nosotros. Al aceptar su confianza, reconocemos una responsabilidad fiduciaria de trabajar por su bien. La mujer valiente cumple esta tarea haciendo trabajos no solo para ella misma, sino también para el beneficio de las personas a su alrededor. Su trabajo beneficia a sus clientes (Prov 31:14), su comunidad (Prov 31:20), su familia inmediata (Prov 31:12, 28) y sus compañeros de trabajo (Prov 31:15). En la economía del Cercano Oriente antiguo, todos estos ámbitos de responsabilidad se unen en la entidad económica conocida como “la casa”. Como en gran parte del mundo, la mayoría de personas en ese entonces trabajaban en el mismo lugar en el que vivían. Algunos miembros de la casa trabajaban como cocineros, personal de limpieza, cuidadores o artesanos de telas, metal, madera y piedra en las habitaciones de la casa. Otros trabajaban en los campos junto a la casa como labradores, pastores o jornaleros. La “casa” se refiere a todo el complejo de empresas productivas así como a la familia extendida, los empleados y tal vez los esclavos que trabajaban y vivían allí. Al ser la administradora de una casa, la mujer valiente es como una emprendedora o una alta ejecutiva en los tiempos modernos. Cuando “vigila la marcha de su casa” (Prov 31:27), está cumpliendo una labor fiduciaria de confianza para todos los que dependen de su empresa.
Esto no significa que no podamos trabajar también para nuestro propio beneficio. La obligación de la mujer valiente con su casa es correspondida por el deber de su casa hacia ella. Es decir, que es apropiado que reciba una parte de la ganancia de la casa para su uso personal. El pasaje instruye a sus hijos y su esposo y a toda la comunidad a que la honren y la alaben. “Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada, también su marido, y la alaba… Dadle el fruto de sus manos, y que sus obras la alaben en las puertas” (Prov 31:28, 31).
Nuestro deber fiduciario exige que no le hagamos daño a nuestros empleadores en el afán de satisfacer nuestras propias necesidades. Podemos discutir con ellos o luchar en contra de la manera en la que nos tratan, pero no podemos hacerles daño. Por ejemplo, no debemos robar (Prov 29:24), realizar actos de vandalismo (Prov 18:9) o calumniar (Prov 10:18) a nuestros empleadores como un medio para expresar nuestras quejas. Algunas formas de aplicar este principio son evidentes. No debemos cobrarle a un cliente por horas que en realidad no trabajamos. No debemos destruir la propiedad de nuestros empleadores o acusarlos falsamente. Reflexionar en este principio puede acarrear consecuencias y preguntas más profundas. ¿Es correcto perjudicar la productividad o la armonía de la organización al no ayudar a nuestros rivales internos? ¿La posibilidad de obtener beneficios personales —como viajes, premios, mercancía gratuita, y similares— nos lleva a favorecer a ciertos proveedores a costa de los intereses de nuestro empleador? El deber mutuo que los empleados y los empleadores tienen uno con el otro es un tema serio.
El mismo deber aplica para las organizaciones que tienen una obligación fiduciaria con otras organizaciones. Es válido que una compañía negocie con sus clientes para obtener un precio más alto. Sin embargo, no es correcto obtener ganancias aprovechándose secretamente de un cliente, como hicieron varios bancos inversionistas al encargarle a sus representantes que les recomendaran las obligaciones hipotecarias garantizadas (CMO por sus siglas en inglés) a los clientes como si fueran inversiones sólidas, mientras que al mismo tiempo vendían en corto CMO con la expectativa de que su valor disminuyera.[1]
El temor del Señor es el referente de la responsabilidad fiduciaria. “No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal” (Prov 3:7). Todas las personas estamos tentadas a servirnos a nosotros mismos a costa de los demás. Esa es la consecuencia de la Caída. Sin embargo, este proverbio nos dice que el temor del Señor —recordar Su bondad con nosotros, Su providencia sobre todas las cosas y Su justicia cuando herimos a los demás— nos ayuda a cumplir nuestro deber con otros.
“Wall Street and the Financial Crisis: Majority and Minority Staff Report” [Wall Street y la crisis financiera: reporte de la mayoría y la minoría” (Washington DC: United States Senate, Permanent Subcommittee on Investigations) [Washington DC: Senado de los Estados Unidos, Subcomité permanente de investigaciones] http://hsgac.senate.gov/public/_file...isisReport.pdf
Una trabajadora confiable es honesta
Regresar al ÍndiceLa honestidad es otro aspecto fundamental de la confiabilidad. Es tan importante que un proverbio equipara la verdad con la sabiduría misma. “Compra la verdad y no la vendas, adquiere sabiduría, instrucción e inteligencia” (Prov 23:23). La honestidad consiste tanto en decir la verdad como en actuar honradamente.
Palabras honestas
El capítulo 6 contiene una lista reconocida de siete cosas que Dios odia y dos de las siete son formas de deshonestidad: la “lengua mentirosa” y “un testigo falso que dice mentiras” (Prov 6:16-19). La importancia de decir la verdad se nos recuerda constantemente a lo largo del libro de Proverbios.
Escuchad, porque hablaré cosas excelentes, y con el abrir de mis labios rectitud. Porque mi boca proferirá la verdad, abominación a mis labios es la impiedad. (Prov 8:6-7)
El testigo veraz salva vidas, pero el que habla mentiras es traidor. (Prov 14:25)
Conseguir tesoros con lengua mentirosa es un vapor fugaz, es buscar la muerte. (Prov 21:6)
El testigo falso no quedará sin castigo, y el que cuenta mentiras no escapará. (Prov 19:5)
No seas, sin causa, testigo contra tu prójimo, y no engañes con tus labios. (Prov 24:28)
El que oculta el odio tiene labios mentirosos, y el que esparce calumnia es un necio. En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente. (Prov 10:18-19)
El que habla verdad declara lo que es justo, pero el testigo falso, falsedad. Hay quien habla sin tino como golpes de espada, pero la lengua de los sabios sana. Los labios veraces permanecerán para siempre, pero la lengua mentirosa, sólo por un momento. Hay engaño en el corazón de los que traman el mal, y gozo en los consejeros de paz. (Prov 12:17-20)
Los labios mentirosos son abominación al Señor, pero los que obran fielmente son Su deleite. (Prov 12:22)
Como maza y espada y aguda saeta es el hombre que levanta falso testimonio contra su prójimo. (Prov 25:18)
El que odia, disimula con sus labios, mas en su corazón acumula engaño. Cuando su voz sea agradable, no lo creas, pues hay siete abominaciones en su corazón. (Prov 26:24-25)
Aunque la Biblia tolera las mentiras y el engaño en algunas circunstancias inusuales (por ejemplo, Rahab la prostituta en Jos 2:1-6, las parteras de las hebreas cuando le mienten a Faraón en Éx 1:15-20, y David cuando le miente al sacerdote en 1S 21:1-3), Proverbios prohíbe la mentira o el engaño en la vida diaria y el trabajo. La cuestión no es solamente que mentir sea incorrecto, sino también que decir la verdad es esencial. Nos cuidamos de mentir, no tanto porque haya una regla en contra, sino porque al vivir maravillados por Dios, amamos la verdad.
La mentira es destructiva y a la larga lleva al castigo y la muerte.[1] No solo se nos advierte que evitemos el engaño, sino también que seamos cuidadosos con los engañadores a nuestro alrededor. No debemos dejarnos llevar por sus mentiras. Aquí reconocemos que podemos estar propensos a creer las mentiras que escuchamos. De forma similar al chisme (que normalmente es una mentira disfrazada de verdad), encontramos que una mentira nos permite ser parte del círculo de las personas que la conocen y eso nos gusta. O encontramos que en nuestra propia perversidad, queremos creer la mentira. Sin embargo, los proverbios nos advierten firmemente que nos alejemos de aquellos que mienten. Un lugar de trabajo en donde solo se habla la verdad (en amor, ver Ef 4:15) es utópico, pero Dios nos llama a ser de los que evitan la lengua mentirosa.
Aunque podemos pensar que la mentira y la deshonestidad son pecados individuales, las organizaciones también pueden desarrollar una cultura de deshonestidad. Sus prácticas de negocios, su publicidad, incluso su identidad de marca pueden estar basadas en el engaño. Además, en todos los niveles de la organización, las personas son propensas a mentir. Un trabajador miente en su tarjeta de asistencia. Un gerente modifica con engaños un reporte de gastos. Un agente hipotecario confunde a un cliente con la información que le da acerca de los términos del contrato. Un rector mejora los resultados de las pruebas de su escuela cambiando las respuestas de los estudiantes en las pruebas estandarizadas que administra. Por el contrario, algunas organizaciones desarrollan culturas fuertes de honestidad. Una forma poderosa de desarrollar una cultura de honestidad es que los líderes reconozcan públicamente sus errores y asuman su responsabilidad. Esto reafirma el mensaje de que decir la verdad es más importante que mantener una imagen perfecta.
Casi la mitad de los proverbios que tratan acerca de decir la verdad prohíben particularmente el falso testimonio, haciendo eco del noveno mandamiento (Éx 20:16). Si engañar a otros en general no es piadoso, entonces falsificar un relato acerca de las acciones de alguien más es un crimen que “no quedará sin castigo” (Prov 19:5). El falso testimonio implica agredir directamente a una persona inocente. Sin embargo, esta puede ser la forma más común de mentir en el trabajo, quizá después de la publicidad engañosa. Mientras que la publicidad falsa está dirigida a personas externas (los clientes), que probablemente son cautelosos con las estrategias de ventas y por lo general tienen otras fuentes de información, un testimonio falso es un ataque a un compañero de trabajo y es probable que se acepte sin escepticismo dentro de la organización. Este se da cuando tratamos de pasar la culpa o el crédito dando información errónea acerca de los roles y las acciones de otros. No solo afecta a los responsables de las acciones que comentamos incorrectamente, sino a toda la organización, ya que una entidad que no puede entender con precisión las razones de sus éxitos y fracasos presentes, no será capaz de hacer los cambios necesarios para mejorar y adaptarse. Es como dispararle a alguien en un submarino: no solo hiere a la víctima sino que también hunde el submarino y hace que se ahogue toda la tripulación.
Para más información acerca de la honestidad, ver Verdad y engaño en www.teologiadeltrabajo.org
Acciones honestas
Así como las palabras, las acciones también pueden ser verdaderas o falsas. “El hombre justo aborrece la mentira; el malvado se hace odioso y despreciable.” (Prov 13:5 NVI, énfasis agregado). La acción deshonesta más sobresaliente en los proverbios es el uso de pesas y medidas falsas. “El peso y las balanzas justas son del Señor; todas las pesas de la bolsa son obra Suya” (Prov 16:11). En cambio, “La balanza falsa es abominación al Señor, pero el peso cabal es Su deleite” (Prov 11:1). “Pesas desiguales son abominación al Señor, y una balanza falsa no es buena” (Prov 20:23). Las pesas y medidas falsas engañan al cliente acerca del producto que se le está vendiendo. Algunos ejemplos de esta clase de deshonestidad son etiquetar mal un artículo, disminuir la calidad pactada, representar incorrectamente su origen y claramente, falsificar con descaro la cantidad. Tales prácticas son abominación para Dios. En cambio, el acto simple de medir correctamente es un deleite para el Señor. A Él en realidad le agrada que las personas desarrollen prácticas honestas de negocios.
Existen razones prácticas por las cuales se debe actuar honestamente. A corto plazo, puede que los actos deshonestos produzcan mayores ingresos, pero a largo plazo, los clientes lo descubrirán y decidirán terminar los negocios. Con todo, en última instancia, el temor del Señor es el que nos encauza, incluso cuando creemos que podemos salirnos con la nuestra siendo deshonestos en términos humanos. “Pesas desiguales y medidas desiguales, ambas cosas son abominables al Señor” (Prov 20:10).
Aparte de las medidas y pesas falsas, hay otras formas de ser deshonestos en el trabajo. Un ejemplo del Antiguo Testamento se refiere a la tenencia de tierras, la cual era certificada con señales de fronteras. Una persona deshonesta podía modificar sigilosamente esas fronteras para ampliar su propiedad a costa de su vecino. Los proverbios condenan los actos deshonestos como este. “No muevas el lindero antiguo, ni entres en la heredad de los huérfanos, porque su Redentor es fuerte; Él defenderá su causa contra ti” (Prov 23:10-11). Este proverbio conecta la deshonestidad con sus consecuencias. La deshonestidad no causa daño solamente en lo referente a la información (tal como engañar a las personas para que crean algo incorrecto), sino que también causa daño material (tal como el robo de propiedades al mover una señal de frontera). Los proverbios no enumeran todas las clases de actos deshonestos que podrían hacerse en el antiguo pueblo de Israel, mucho menos en nuestro mundo hoy día, pero establecen el principio de que los actos deshonestos son tan abominables para el Señor como las palabras deshonestas.
¿Cómo luce la deshonestidad —tanto de palabra como de hecho— en el lugar de trabajo actual? Si recordamos que la honestidad es una característica de la confiabilidad, entonces el criterio de la honestidad se mide al plantear, “¿las personas pueden confiar en lo que yo digo y hago?” en vez de “¿esto es verdad técnicamente?” Hay formas de dañar la confianza sin cometer un fraude directo. Los contratos se pueden alterar para beneficiar injustamente a la parte que tiene a los abogados más sofisticados. Los artículos se pueden describir en términos engañosos, como por ejemplo diciendo que un alimento “incrementa la energía”, cuando en realidad significa que “contiene calorías”. Al final, de acuerdo con los proverbios, Dios defenderá la causa de aquellos que fueron engañados de esta manera y no tolerará estos actos (Prov 23:11). Mientras tanto, los trabajadores sabios —es decir, piadosos— evitan este tipo de prácticas.
Los proverbios regresan una y otra vez al tema de la honestidad. “La integridad de los rectos los guiará, mas la perversidad de los pérfidos los destruirá” (Prov 11:3). “El pan obtenido con falsedad es dulce al hombre, pero después su boca se llenará de grava” (Prov 20:17). Un proverbio curioso apunta a otra forma de engaño: “Malo, malo, dice el comprador, pero cuando se marcha, entonces se jacta” (Prov 20:14). Denigrar deliberadamente de un producto que queremos con el fin de pagar menos y después regodearnos por nuestra “ganga” también es una forma de deshonestidad. En el mundo del regateo entre los compradores y vendedores conocedores, esta práctica puede ser más un entretenimiento que un abuso. Sin embargo, en su disfraz moderno de astucia —como cuando un candidato político trata de convencer a los votantes de habla inglesa de que será estricto con el tema de la inmigración, cuando al mismo tiempo trata de convencer a los votantes hispanos de lo contrario— revela la fraudulencia detrás de la representación intencionalmente errada de la realidad.
En términos más generales, Proverbios 20:14 recomienda la negociación honesta en vez del engaño por medio del regateo. El promotor inmobiliario Jack van Hartesvelt describe la diferencia: “Esta es la forma en la que funciona [la negociación] generalmente. Si yo quiero recibir un pago del tres por ciento, debo decirle a la otra parte que exijo el cuatro por ciento, sabiendo que ellos tendrán que convencerme que tome el tres por ciento para sentir que ‘ganaron’. Toda la negociación se basa en una mentira”. Él dice que después de muchos años de hacer negocios de esta manera, descubrió que en realidad es más beneficioso negociar honestamente, para que ambas partes puedan trabajar juntas y encontrar una solución que traiga un beneficio mutuo.
Ver M. Scott Peck, People of the Lie: The Hope for Healing Human Evil [El pueblo de la mentira: la esperanza de la sanación de la maldad humana], 2ª ed. (Nueva York: Touchstone, 1998).
La trabajadora sabia es diligente
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceLa mujer valiente es diligente y Proverbios lo describe en tres maneras: (1) trabajo duro, (2) planeación a largo plazo y (3) rentabilidad. Como resultado de su diligencia de estas maneras, ella está confiada respecto al futuro.
Una trabajadora diligente trabaja duro
Regresar al ÍndiceLa mujer valiente “con agrado trabaja con sus manos” (Prov 31:13), lo que significa que decide trabajar incansablemente en pro de los objetivos del hogar. “También se levanta cuando aún es de noche” (Prov 31:15). “Hace telas de lino y las vende” (Prov 31:24). “Con sus ganancias planta una viña” (Prov 31:16). Esto es bastante trabajo.
En una economía agraria, la conexión entre el trabajo duro y el bienestar es fácil de entender. Mientras tengan acceso a una tierra para cultivar, a los trabajadores esforzados les va mucho mejor que a los perezosos. Los proverbios son claros en que un trabajador perezoso saldrá perdiendo al final.
Pobre es el que trabaja con mano negligente, mas la mano de los diligentes enriquece. El que recoge en el verano es hijo sabio, el que duerme durante la siega es hijo que avergüenza. (Prov 10:4-5)
He pasado junto al campo del perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento, y he aquí, estaba todo lleno de cardos, su superficie cubierta de ortigas, y su cerca de piedras, derribada. Cuando lo vi, reflexioné sobre ello; miré, y recibí instrucción. Un poco de dormir, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar, y llegará tu pobreza como ladrón, y tu necesidad como hombre armado. (Prov 24:30-34)
En el Cercano Oriente antiguo, el trabajo duro traía prosperidad, pero incluso una semana de relajación durante la cosecha podía significar la falta de provisiones para el invierno.
Las economías modernas (al menos en el mundo desarrollado) pueden cubrir este efecto a corto plazo. En los buenos tiempos, cuando casi todos tienen trabajo, el trabajador perezoso puede tener empleo y puede parecer que hace todo tan bien como el diligente. De igual forma, en tiempos de crisis económicas (y en todo momento en muchas economías emergentes), puede que una persona que trabaja duro no tenga más éxito en la búsqueda de empleo que una perezosa. Y en todo momento, las recompensas para el trabajo duro pueden verse afectadas por la discriminación, las reglas sobre antigüedad, los contratos sindicales, el favoritismo, el nepotismo, el paracaídas de oro, la medición incorrecta del desempeño, la ignorancia de los gerentes y muchos otros factores más.
Pero, ¿esto hace que los proverbios acerca de la diligencia del trabajo duro sean obsoletos? La respuesta es no, por dos razones. Primero, incluso en las economías modernas, usualmente se recompensa la diligencia en el curso de la vida laboral. Cuando los empleos son escasos, es más probable que los trabajadores diligentes conserven su trabajo o encuentren uno nuevo pronto. Segundo, la motivación principal para la diligencia no es la prosperidad personal, sino el temor del Señor, como hemos visto con las otras virtudes en los proverbios. Somos diligentes porque el Señor nos llama a hacer nuestras tareas y el estar maravillados de Él nos motiva a ser diligentes en el trabajo.
La pereza o la falta de diligencia en el trabajo es destructiva. Todos los que hemos tenido compañeros de trabajo perezosos podemos apreciar este fuerte proverbio: “Como el vinagre a los dientes y el humo a los ojos, así es el perezoso para quienes lo envían” (Prov 10:26). Es horroroso estar estancados en un mismo equipo con personas que no ponen el hombro para llevar su parte de la carga.
Una trabajadora diligente hace planes a largo plazo
Regresar al ÍndiceLa mujer valiente planea con anticipación. “Trae su alimento de lejos” (Prov 31:14), lo que significa que no depende de las compras de última hora que pueden ser cuestionables en calidad y costo. Ella “evalúa un campo” (Prov 31:16) antes de comprarlo, analizando su potencial a largo plazo. Además, planea plantar una viña en este campo en particular (Prov 31:16), y los viñedos no producen su primera cosecha hasta después de dos o tres años de plantarlos. La cuestión es que ella toma decisiones con base en sus consecuencias a largo plazo. Proverbios 21:5 nos dice que “los proyectos del diligente ciertamente son ventaja, mas todo el que se apresura, ciertamente llega a la pobreza”.
La planeación sabia requiere tomar decisiones que tienen resultados a largo plazo, como se ve en el ciclo de la administración de los bienes agrícolas.
Conoce bien la condición de tus rebaños, y presta atención a tu ganado; porque las riquezas no son eternas, ni perdurará la corona por todas las generaciones. Cuando la hierba desaparece se ve el retoño, y se recogen las hierbas de los montes; los corderos darán para tu vestido, y las cabras para el precio de un campo; y habrá suficiente leche de cabra para tu alimento, para el alimento de tu casa, y sustento para tus doncellas. (Prov 27:23-27)
Así como la mujer valiente al plantar una viña, el pastor sabio piensa con años de anticipación. De igual forma, el gobernador o el rey sabio necesitan tener una visión a largo plazo. “Por la transgresión de la tierra, muchos son sus príncipes; pero por el hombre entendido y de conocimiento permanece estable” (Prov 28:2). Los proverbios también toman a las hormigas como un ejemplo de la diligencia a largo plazo.
Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio. La cual sin tener jefe, ni oficial ni señor, prepara en el verano su alimento, y recoge en la cosecha su sustento. ¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de dormir, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar, y vendrá como vagabundo tu pobreza, y tu necesidad como un hombre armado. (Prov 6:6-11)
La planeación a futuro es un aspecto que se puede ver de diferentes maneras en el lugar de trabajo. La planeación financiera se menciona en Proverbios 24:27: “Ordena tus labores de fuera, y tenlas listas para ti en el campo; y después edifica tu casa”. En otras palabras, no comience a construir su casa antes de que sus campos estén produciendo los fondos necesarios para terminar el proyecto de construcción. Jesús retomó esta idea en Lucas 14:28-30:
“Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar.’”
Existen muchas otras formas de planear, y aunque no podemos esperar que los proverbios sirvan como un manual de planeación para una empresa moderna, sí podemos observar de nuevo la relación entre la sabiduría en Proverbios en la forma de planear y el carácter de Dios.
Del hombre son los propósitos del corazón, mas del Señor es la respuesta de la lengua. (Prov 16:1)
Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del Señor permanecerá. (Prov 19:21)
Dios hace planes a muy largo plazo y es sabio que también planeemos con anticipación, pero debemos ser humildes respecto a nuestros planes. A diferencia de Dios, nosotros no tenemos el poder de hacer que todos nuestros planes se hagan realidad. “No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué traerá el día” (Prov 27:1). Planeamos con sabiduría, hablamos con humildad y vivimos con la esperanza de que los planes de Dios son nuestro mayor deseo.
La consideración de las consecuencias a largo plazo puede ser la habilidad más importante para el éxito. Por ejemplo, la investigación psicológica ha demostrado que la habilidad de postergar la gratificación —es decir, la habilidad de tomar decisiones con base en resultados a largo plazo— es un mejor indicador del éxito en la escuela que el cociente intelectual.[2] Lamentablemente, algunas veces parece que los cristianos toman pasajes tales como “no os preocupéis por el día de mañana” (Mt 6:34) para decir que “no se debe planear para el futuro”. Los proverbios —junto con las palabras mismas de Jesús— muestran que esto es incorrecto y autocomplaciente. De hecho, toda la vida cristiana, con su espera del regreso de Cristo para perfeccionar el reino de Dios, es una vida de planear a largo plazo.
Angela L. Duckworth y Martin E. P. Seligman, “Self-Discipline Outdoes IQ in Predicting Academic Performance of Adolescents” [La autodisciplina supera al CI en la predicción del rendimiento académico de los adolescentes], Psychological Science [Ciencia psicológica] 16, nº 12 (2005): 939-44. Mischel y Shoda (Science [Ciencia], 1989), Rosenbaum (Journal of Personality and Social Psychology [Revista de psicología social y personalidad], 1986) y Bialer (Journal of Personality [Revista de la personalidad], 1961), entre otros, han reportado resultados similares.
Una trabajadora diligente contribuye a la rentabilidad de la empresa
Regresar al ÍndiceLa mujer valiente se asegura de que el trabajo de sus manos se pueda comercializar. Ella sabe qué es lo que los mercaderes compran (Prov 31:24), escoge sus materiales con cuidado (Prov 31:13) y trabaja incansablemente para asegurar que el producto sea de calidad (Prov 31:18b). Su recompensa es que “su ganancia es buena” (Prov 31:18a) y proporciona los recursos que necesitan su casa y la comunidad. Los proverbios son claros en que la diligencia de un trabajador individual contribuye a la rentabilidad —el valor aumentado— de toda la entidad. “Los proyectos del diligente ciertamente son ventaja, mas todo el que se apresura, ciertamente llega a la pobreza” (Prov 21:5). El ejemplo opuesto se muestra en el proverbio, “También el que es negligente en su trabajo es hermano del que destruye” (Prov 18:9). Un trabajador perezoso no es mejor que uno que se propone deliberadamente a destruir la empresa. Todo esto anticipa la parábola de los talentos de Jesús (Mt 25:14-30).
Cuando tenemos en mente que estos proverbios acerca de las ganancias están cimentados en el carácter de Dios, vemos que Dios quiere que trabajemos de forma rentable. No es suficiente completar las tareas que se nos asignan. Debemos examinar si nuestro trabajo en realidad le agrega valor a los materiales, el capital y la mano de obra que se han invertido. En un mundo de economías abiertas, la fuerte competencia sugiere que puede ser difícil obtener beneficios. Los que no son diligentes —los perezosos, complacientes o disolutos— pueden caer rápidamente en pérdidas, bancarrota y ruina. Los diligentes —quienes trabajan duro y son creativos y enfocados— realizan un servicio piadoso cuando hacen posible que sus negocios funcionen de forma rentable.
Es claro que no todas las personas trabajan en empresas lucrativas. Al buscar aplicaciones a partir de las actividades rentables de la mujer valiente para los campos académico, gubernamental, militar, de administración del hogar, de caridad y otras esferas sin ánimo de lucro, debemos traducir “rentabilidad” como “valor”. Pero, antes de generalizar demasiado, exploremos el tema específico de la rentabilidad de negocios. Frecuentemente, los cristianos no reconocen la importancia de la rentabilidad en la perspectiva bíblica. De hecho, la rentabilidad tiende a verse con sospecha y se debate en la retórica de “personas vs. ganancias”. Existe la consideración de que la rentabilidad no viene de usar los ingresos y crear algo más valioso a partir de ellos, sino de la estafa de compradores, trabajadores o proveedores. Esto surge de una perspectiva inadecuada de los negocios y la economía. Una crítica verdaderamente bíblica de los negocios haría preguntas como: “¿Qué clase de ganancias?” “¿Cuál es la procedencia de las ganancias?” “¿Las ganancias se obtienen por medio de un monopolio, o intimidación o engaño?” y “¿Cómo se comparten las ganancias entre los trabajadores, administradores, propietarios, prestamistas, proveedores, clientes e impuestos?” Esto animaría y sería un homenaje para los trabajadores y los negocios que producen una rentabilidad honesta con su labor.
No todos los trabajadores tienen la capacidad de saber si su trabajo es rentable o no. Los empleados de una corporación grande pueden tener poco conocimiento acerca de la contribución positiva de su trabajo en particular para la rentabilidad de la empresa. La rentabilidad, en un sentido contable, no desempeña un rol en la educación, el gobierno, las corporaciones sin ánimo de lucro y los hogares. Sin embargo, todos los trabajadores pueden prestar atención a la forma en la que su labor contribuye a agregar valor o cumplir la misión de la organización y analizar si el valor que agregan es mayor que el salario y los demás recursos que reciben. Hacer esto es una forma de servir al Señor.
La administración rentable de la casa de la mujer valiente recibe alabanza. “Su valor supera en mucho al de las joyas” (Prov 31:10). Esta no es una metáfora sentimental, sino que es una verdad literal. Ciertamente, a lo largo de los años, una empresa bien administrada puede obtener ganancias que excedan el valor de las joyas y otros depósitos de riquezas.
Una trabajadora diligente puede sonreírle al futuro
Regresar al ÍndiceLa diligencia de la mujer valiente le produce entusiasmo por lo porvenir. “Fuerza y dignidad son su vestidura, y sonríe al futuro” (Prov 31:25). Aunque los proverbios no son promesas de prosperidad personal, en general nuestra diligencia sí produce un mejor futuro.
El que labra su tierra se saciará de pan, pero el que persigue lo vano carece de entendimiento. (Prov 12:11)
El que labra su tierra se saciará de pan, pero el que sigue propósitos vanos se llenará de pobreza. (Prov 28:19)
La mano de los diligentes gobernará, pero la indolencia será sujeta a trabajos forzados. (Prov 12:24)
La diligencia no es una garantía contra la aflicción o incluso el desastre futuro (ver “Job y el trabajo” en www.teologiadeltrabajo.org). Aun así, el sabio confía en Dios para el futuro y el diligente puede descansar en la certeza de que ha hecho lo que Dios quería para él mismo, para su hogar y su comunidad.
La trabajadora sabia es astuta
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceLa mujer valiente es un ejemplo de astucia excepcional en su trabajo. Los proverbios describen esta virtud como “prudencia” (Prov 19:14) o “sagacidad” (Prov 1:4, NVI). Tal vez tendemos a pensar que las personas astutas son aquellas que se aprovechan de otros, pero este término en Proverbios transmite la idea de sacar el máximo partido de los recursos y las circunstancias. Si entendemos la astucia como una “conciencia inteligente de discernimiento y sagacidad práctica”,[1] vemos la clase de sabiduría astuta que Dios desea que tengan los trabajadores.
La trabajadora astuta posee conciencia y juicio perspicaz
La astucia de esta mujer valiente se demuestra en que es muy consciente respecto a la obtención de sus materiales. “Busca lana y lino.... Es como las naves de mercader” (Prov 31:13-14). Los fabricantes actuales o los artesanos pueden ser astutos en la selección de materiales o, con falta de sabiduría, pueden conformarse con materiales que no funcionarán bien. Se podrían ver grandes resultados en el futuro si existieran más inversiones en investigación y desarrollo, análisis del mercado, logística, alianzas estratégicas y participación de la comunidad. A nivel individual, el buen juicio es invaluable. Un consejero de inversiones que puede adaptar las necesidades futuras de un cliente a los riesgos y recompensas inherentes en varios medios de inversión está realizando un servicio piadoso.
Una trabajadora astuta se prepara para las eventualidades conocidas
La mujer valiente “no tiene temor de la nieve por los de su casa, porque todos los de su casa llevan ropa escarlata. Se hace mantos para sí; su ropa es de lino fino y de púrpura” (Prov 31:21-22). Sus preparaciones materiales abarcan todas las eventualidades del clima invernal que llegará. Ella prepara las diferentes prendas y mantas (“mantos”) que puedan necesitar en su casa, sin importar lo que traiga cada estación. Las descripciones indican un material fino o suntuoso (“lino fino y púrpura”) y además, la palabra hebrea sanim traducida como “escarlata” puede ser un error de un copista que quiso decir “doble” (shenayim), es decir, de varias capas y cálido.[2]
Esta mujer está alerta a las dificultades que se puedan presentar y trabaja para encontrar soluciones antes de que surjan los problemas. Por ejemplo, tenga en cuenta los preparativos que hace para su esposo. Al disponer de las prendas de vestir y los mantos, ella tiene en mente el rol de su esposo como una figura pública: “Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra” (Prov 31:23). ¿Qué pasaría si cae nieve mientras su esposo está en medio de un asunto público? No hay que preocuparse porque “todos los de su casa” —incluyendo su esposo— están debidamente vestidos para cada ocasión.
Una trabajadora astuta busca el buen consejo
Un mito persistente en algunos círculos es que los líderes astutos desprecian el consejo. Su misma astucia consiste en ver oportunidades que otros simplemente no alcanzan a contemplar. Es cierto que un consejo no es necesariamente sabio solo porque muchas personas lo den. “No vale sabiduría, ni entendimiento, ni consejo, frente al Señor” (Prov 21:30). Si una idea es mala o incorrecta (“frente al Señor”), ningún grupo de personas que digan lo contrario pueden hacer que sea buena o sabia.
Sin embargo, el mito del genio que tiene éxito yendo en contra de todos los consejos casi nunca es real. La creatividad y la excelencia se construyen sobre una multitud de puntos de vista. La innovación tiene en cuenta lo conocido para poder entrar a lo desconocido. Por lo general, los grandes líderes que rechazan la sabiduría convencional la dominan primero, antes de ir más allá. “Sin consulta, los planes se frustran pero con muchos consejeros, triunfan” (Prov 15:22). Y en Proverbios 20:18 leemos, “Los proyectos con consejo se preparan, y con dirección sabia se hace la guerra”. La persona sabia usa las fortalezas complementarias de otros, incluso cuando se pone en marcha hacia un territorio nuevo.
Una trabajadora astuta desarrolla sus habilidades y su conocimiento
La mujer valiente “se ciñe de fuerza, y fortalece sus brazos” (Prov 31:17). Esto quiere decir que se dedica a perfeccionar sus habilidades para hacer su trabajo. Ella fortalece sus brazos, se ciñe de fuerza. Una persona astuta actúa para mejorar sus capacidades o su conocimiento.
Como la economía industrial en los países desarrollados le ha dado paso a una economía tecnológica, la capacitación y la educación continua se han convertido en un aspecto indispensable para los empleadores y los empleados. De hecho, este también es el caso en muchas economías emergentes. Es probable que el trabajo para el que usted está preparado hoy no sea el trabajo que estará realizando dentro de diez años. Un trabajador astuto reconoce esta perspectiva y se capacita para la próxima oportunidad que pueda surgir en su trabajo. De igual manera, es más y más difícil que los empleadores encuentren trabajadores con las habilidades necesarias para muchos de los trabajos actuales. Los individuos, organizaciones y sociedades de excelente rendimiento serán aquellos que desarrollen sistemas efectivos para fomentar un aprendizaje permanente.
Merriam-Webster’s Collegiate Dictionary [Diccionario colegiado Merriam-Webster], 11ª ed., s.v. “shrewd” [astuto].
Murphy, 247. La Septuaginta y la Vulgata aceptan esta interpretación, aunque el texto masorético no lo hace.
La trabajadora sabia es generosa
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceLa mujer valiente es generosa. “Extiende su mano al pobre, y alarga sus manos al necesitado” (Prov 31:20). Estamos acostumbrados a escuchar que la generosidad se exalta en la Biblia, y aquí la mujer valiente recibe alabanza por esta virtud. Sin embargo, no debemos limitar su generosidad a una singularidad agradable de su personalidad. Su generosidad es parte de su trabajo, como podemos ver en la relación entre los versículos 31:19 y 31:20:
Extiende sus manos [Heb. yade] a la rueca, y sus manos [kappe] toman el huso.
Extiende su mano [kap] al pobre, y alarga sus manos [yade] al necesitado.
En estos dos versículos hay dos palabras diferentes del hebreo que se traducen como “mano” (o el plural “manos”). Si observamos el texto original en hebreo, vemos que se presentan en el orden yade, kappe en el primer versículo y en el orden contrario en el segundo versículo, kap, yade (kappe es el plural de kap). Esta estructura “quiástica” de ABBA es común en la Biblia e indica que toda la estructura forma una sola unidad de pensamiento. En otras palabras, su generosidad es un elemento inseparable de su trabajo. Debido a que es buena en su labor de tejer, tiene algo que darle al pobre, y al revés, su espíritu generoso es un elemento esencial de su capacidad como emprendedora o ejecutiva.
En otras palabras, Proverbios declara que la generosidad y el deber fiduciario no entran en conflicto. Ser generoso con el necesitado usando los recursos del hogar no disminuye la riqueza sino que la incrementa. Este argumento contradictorio aparece a lo largo de Proverbios. La mayoría de personas contienen su generosidad por temor de que si dan demasiado, se quedarán sin lo suficiente para ellos mismos. Sin embargo, los proverbios enseñan todo lo contrario:
Hay quien reparte, y le es añadido más, y hay quien retiene lo que es justo, sólo para venir a menos. El alma generosa será prosperada, y el que riega será también regado. Al que retiene el grano, el pueblo lo maldecirá, pero habrá bendición sobre la cabeza del que lo vende. (Prov 11:24-26)
El que se apiada del pobre presta al Señor, y Él lo recompensará por su buena obra. (Prov 19:17)
El que da al pobre no pasará necesidad, pero el que cierra sus ojos tendrá muchas maldiciones. (Prov 28:27)
La trabajadora sabia es justa
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceLos proverbios no solamente alaban la generosidad, sino que van más allá diciendo que cuidar al pobre es un tema de justicia. Primero, los proverbios reconocen que frecuentemente las personas son pobres porque el rico y el poderoso las estafan o las oprimen. O si ya eran pobres, se han vuelto presas fáciles para más fraudes y opresión. Esto es abominable para Dios y Él traerá juicio contra aquellos que lo hacen.
El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor, pero el que se apiada del necesitado le honra. (Prov 14:31)
El que oprime al pobre para engrandecerse, o da al rico, sólo llegará a la pobreza. (Prov 22:16)
No robes al pobre, porque es pobre, ni aplastes al afligido en la puerta; porque el Señor defenderá su causa, y quitará la vida de los que los roban. (Prov 22:22-23)
El que siembra iniquidad segará vanidad, y la vara de su furor perecerá. El generoso será bendito, porque da de su pan al pobre. (Prov 22:8-9)
El que aumenta su riqueza por interés y usura, la recoge para el que se apiada de los pobres. (Prov 28:8)
La esencia se encuentra en Proverbios 16:8, “Mejor es poco con justicia, que gran ganancia con injusticia”.
Segundo, aunque usted no haya defraudado u oprimido a los pobres, la justicia de Dios requiere que haga lo que esté a su alcance para restablecer el bienestar de ellos, comenzando con suplir sus necesidades inmediatas.
El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará y no recibirá respuesta. (Prov 21:13)
El que desprecia a su prójimo peca, pero es feliz el que se apiada de los pobres. (Prov 14:21)
No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo. No digas a tu prójimo: Ve y vuelve, y mañana te lo daré, cuando lo tienes contigo. (Prov 3:27-28)
El que se mofa del pobre afrenta a su Hacedor; el que se regocija de la desgracia no quedará sin castigo. (Prov 17:5)
Si recordamos que la sabiduría reposa en el temor del Señor, será fácil ver la ayuda al necesitado como una cuestión de justicia y no solamente generosidad. Esto quiere decir que la sabiduría consiste en vivir maravillados de nuestro Dios de tal forma que busquemos hacer lo que Él desea para el mundo. Dios es justo. Dios quiere que el pobre reciba cuidado y que se elimine la pobreza. Si en realidad amamos a Dios, entonces cuidaremos a aquellos a quienes Dios ama. Por lo tanto, aligerar la carga del pobre y trabajar para eliminar la pobreza son cuestiones de justicia.
Observe que muchos de estos proverbios dan por sentado el contacto personal entre el rico y el pobre. La generosidad no es solo cuestión de enviar una donación, sino también de trabajar y tal vez incluso vivir con personas pobres. Puede que eso signifique trabajar para acabar con la segregación de los pobres respecto de la clase media y alta en cuanto a vivienda, compras, educación, trabajo y política. ¿Usted tiene contacto a diario con personas de estatus socioeconómicos más altos y más bajos que el suyo? Si no es así, tal vez su mundo está demasiado reducido.
¿RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA?
Podemos ver cómo la generosidad y la justicia son importantes para un trabajador pero, ¿estos aspectos aplican de alguna forma para las corporaciones? La mayor parte de los proverbios trata con individuos, pero la sección de la mujer valiente habla de ella como la administradora de un negocio del hogar. Y como hemos visto, su generosidad no es un obstáculo para su trabajo, sino un elemento esencial del mismo.
Desafortunadamente, parece que muchos negocios actuales carecen de la imaginación o la habilidad necesaria para funcionar en formas que beneficien a los socios al tiempo que benefician a las personas a su alrededor. Por ejemplo, con un vistazo rápido de la sección financiera de cualquier periódico, encontrará muchas historias acerca de las compañías que intentan defraudar u oprimir al pobre: presionando a los pobres o vulnerables para que vendan sus propiedades por debajo del valor justo, aprovechándose de la ignorancia o la falta de información para vender productos cuestionables y obteniendo ganancias excesivas a corto plazo de personas vulnerables o que tienen falta de alternativas.
¿Por qué tales compañías creen que tomar los recursos de otros es la única —o la mejor— forma de obtener beneficios? ¿Existe alguna evidencia de que un método de suma cero en los negocios en realidad mejora la rentabilidad de los socios? ¿Cuántas de estas prácticas realmente llevan a una mayor rentabilidad o poder a largo plazo? Es todo lo contrario: los mejores negocios tienen éxito porque encuentran una forma sostenible de producir bienes y servicios que benefician a los clientes y la sociedad, mientras que proveen una rentabilidad excelente para los empleados, socios y prestamistas. Los negocios y otras organizaciones que satisfacen las necesidades sociales tienen una ventaja cuando necesitan el apoyo de la comunidad, el compromiso del trabajador y la protección social contra amenazas económicas, políticas y competitivas.
¿POLÍTICA GUBERNAMENTAL?
El libro de Proverbios también demanda justicia por parte de las instituciones que no son negocios. En particular se destaca el sector gubernamental en los muchos versículos que tratan sobre los reyes. El mensaje para ellos es el mismo que el de los negocios. Los gobiernos pueden sobrevivir a largo plazo solamente si cuidan a los pobres y los vulnerables y les hacen justicia.
El rey que juzga con verdad a los pobres afianzará su trono para siempre. (Prov 29:14)
El rey con la justicia afianza la tierra, pero el hombre que acepta soborno la destruye. (Prov 29:4)
Quita al malo de delante del rey, y su trono se afianzará en la justicia. (Prov 25:5)
El agrado de los reyes son los labios justos, y amado será el que hable lo recto. (Prov 16:13)Es abominación para los reyes cometer iniquidad, porque el trono se afianza en la justicia. (Prov 16:12)
Como con toda la sabiduría, la base del gobierno sabio es el temor del Señor. “Por mí reinan los reyes, y los gobernantes decretan justicia” (Prov 8:15).
Al hablarles a los reyes, parecería que los proverbios aplican principalmente para los líderes políticos y funcionarios públicos en la sociedad moderna. Sin embargo, en las sociedades democráticas, todos los ciudadanos desempeñan un rol en la política pública y el gobierno. En la actualidad, podemos ejecutar la justicia que viene de la sabiduría al contactar a nuestros representantes y votar por candidatos y preguntas en las papeletas electorales que traigan justicia para los pobres y los vulnerables.
¿LA COMPETENCIA?
Los proverbios extienden las demandas de generosidad y justicia incluso para la competencia y los conflictos. “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale de beber agua; porque así amontonarás brasas sobre su cabeza, y el Señor te recompensará” (Prov 25:21-22). El apóstol Pablo cita este proverbio palabra por palabra en Romanos 12:20 y concluye con un reto, “No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal” (Ro 12:21). Además, “No te regocijes cuando caiga tu enemigo, y no se alegre tu corazón cuando tropiece” (Prov 24:17). ¿Qué? ¿Debemos ser generosos incluso con un enemigo? Pablo y los autores de los proverbios están convencidos de que cuando lo hacemos, el Señor nos recompensará.
¿Esto aplica para nuestra actitud hacia la competencia, ya sea individual (como en el caso de los rivales para un ascenso) o corporativa (como nuestros competidores)? Los proverbios no discuten la competencia moderna. Sin embargo, si promueven el servicio incluso a un enemigo, es razonable inferir que también promueven el servicio a la competencia. Esto no equivale a la colusión o la oligarquía. Es presumible que el dominio casi universal de las economías de mercado se deba a los beneficios que trae la competencia. Los negocios, la política y otras formas de competencia son en el fondo formas de cooperación, aunque con aspectos competitivos significativos. La sociedad promueve la competencia con el fin de que todos puedan prosperar. En este sentido, la respuesta apropiada al fracaso en las actividades competitivas no es ser destruido o conducido a la pobreza, sino ser transformado o guiado a un trabajo más productivo. Las compañías quiebran, pero sus rivales exitosos no se convierten en monopolios. En la selecciones hay ganadores y perdedores, pero los que triunfan no reescriben la constitución para inhabilitar al partido perdedor. Las carreras tienen altibajos, pero la respuesta apropiada al fracaso no es “usted nunca trabajará en esta ciudad de nuevo” sino, “¿qué ayuda necesita para encontrar algo más acorde con sus talentos?” Los individuos y las organizaciones más sabias aprenden a participar en una competencia que saca el máximo provecho de la participación de cada jugador y que proporciona alivio para aquellos que pierden la batalla hoy pero que pueden hacer una contribución valiosa en el mañana.
La trabajadora sabia guarda su lengua
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceLa mujer valiente cuida lo que dice y cómo habla. Los proverbios nos recuerdan que “El que guarda su boca y su lengua, guarda su alma de angustias” (Prov 21:23). Algunas veces, de forma curiosa, también nos recuerdan que “Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio, cuando cierra los labios, por prudente” (Prov 17:28).
Existen más proverbios acerca de la lengua que de cualquier otro tema (ver Prov 6:17, 24; 10:20, 31; 12:18-19; 15:2, 4; 16:1; 17:4, 20; 18:21; 21:6, 23; 25:15, 23; 26:28; 28:23; además de Prov 31:26). Una lengua justa y gentil trae sabiduría (Prov 10:31), sanación (Prov 12:18), conocimiento (Prov 15:2), vida (Prov 15:4; 18:21) y la palabra del Señor (Prov 16:1). Una lengua perversa y descuidada derrama sangre inocente (Prov 6:17), quebranta el espíritu (Prov 15:4), fomenta el mal (Prov 17:4), trae calamidad (Prov 17:20), problemas (Prov 21:23) e ira (Prov 25:23), quebranta los huesos (Prov 25:15), causa ruina (Prov 26:28) y llega a “buscar la muerte” (Prov 21:6).
De alguna forma, la comunicación es una parte integral de casi todos los trabajos. Además, la conversación casual en el trabajo puede mejorar las relaciones laborales o deteriorarlas. ¿Qué enseñan los proverbios acerca del uso sabio de la lengua?
La Trabajadora Sabia Evita El Chisme
¿Realmente el chisme es un problema en el lugar de trabajo o es meramente una charla inocente? Los proverbios apuntan a este peligro. “El que anda murmurando revela secretos, por tanto no te asocies con el chismoso” (Prov 20:19). El chisme causa conflictos. “Los labios del necio provocan contienda, y su boca llama a los golpes. La boca del necio es su ruina, y sus labios una trampa para su alma. Las palabras del chismoso son como bocados deliciosos, y penetran hasta el fondo de las entrañas” (Prov 18:6-8). “Por falta de leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, se calma la contienda. Como carbón para las brasas y leña para el fuego, así es el hombre rencilloso para encender contiendas” (Prov 26:20-21). “El hombre indigno urde el mal, y sus palabras son como fuego abrasador. El hombre perverso provoca contiendas, y el chismoso separa a los mejores amigos” (Prov 16:27-28). El chisme es una violación de la confianza, la virtud que es el fundamento de una persona sabia. “El que menosprecia a su prójimo carece de entendimiento, pero el hombre prudente guarda silencio. El que anda en chismes revela secretos, pero el de espíritu leal oculta las cosas” (Prov 11:12-13).
El chisme sitúa a otras personas en un lugar de cuestionabilidad, levantando dudas acerca de su integridad o de la validez de una decisión. El chisme proyecta el mal en las motivaciones de alguien más, mostrándose de este modo como un hijo del padre de la mentira. El chisme toma las palabras fuera de contexto, representa de forma incorrecta las intenciones del hablante, revela lo que debería haberse quedado en secreto e intenta elevar al chismoso a costa de otras personas que no están presentes para defenderse a sí mismas. No es difícil ver lo destructivo que puede ser el chisme en el lugar de trabajo. Ya sea que sitúe un signo de interrogación sobre la reputación de una persona, el valor de un proyecto o la posición que toma un superior, la sombra de tales palabras hace que todos alrededor del chismoso se vuelvan más precavidos y tengan sospechas. Esto no ayuda sino que crea división entre los trabajadores, ya sea en una oficina, en una fábrica o en el lugar de reunión de los ejecutivos. Es entendible que Pablo incluyera el chisme en la lista de pecados que son abominación para Dios (Ro 1:29).
La trabajadora sabia habla con bondad, no con ira
La mujer valiente “abre su boca con sabiduría, y hay enseñanza de bondad en su lengua” (Prov 31:26). A nadie le agrada ser el receptor de una explosión de ira, así que es fácil reconocer el peligro que se destaca en varios proverbios: “La suave respuesta aparta el furor, mas la palabra hiriente hace subir la ira” (Prov 15:1). “La discreción del hombre le hace lento para la ira, y su gloria es pasar por alto una ofensa” (Prov 19:11). “El hombre irascible suscita riñas, pero el lento para la ira apacigua contiendas” (Prov 15:18). “Mejor es el lento para la ira que el poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad” (Prov 16:32).
La belleza de estos proverbios es que también proveen una imagen de la persona que puede tratar correctamente con la ira. Nosotros deberíamos estar “enojados” (indignados moralmente) en contra del pecado, pero no debemos permitir que nuestra “ira” (furia) nos controle. “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Ef 4:26), La persona sabia da una respuesta suave, pasa por alto una ofensa y calma las contiendas. La “enseñanza de bondad” está en la lengua de la mujer valiente. Tales personas son “mejores que el poderoso”. En el lugar de trabajo, estas personas son esenciales cuando se incrementan los disgustos o cuando sale a relucir el temperamento fuerte de alguien más.[1] Como seguidores de Jesucristo, podemos vivir a partir del fruto del Espíritu de Dios cuando controlamos nuestra lengua, no solo evitando hablar palabras de enojo, sino también siendo una influencia que trae paz en un lugar en donde puede haber contiendas.
La trabajadora sabia bendice a otros
Las bendiciones de una lengua sabia se encuentran en el hecho de que “como manzanas de oro en engastes de plata es la palabra dicha a su tiempo. Como pendiente de oro y adorno de oro fino es el sabio que reprende al oído atento” (Prov 25:11-12). Es probable que estemos rodeados de compañeros de trabajo ansiosos, y una buena palabra puede ser justo lo que necesitan. “La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, mas la buena palabra lo alegra” (Prov 12:25). Estamos listos para dar una buena palabra porque “la lengua apacible es árbol de vida” (Prov 15:4). Verdaderamente, “muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto” (Prov 18:21).
En el lugar de trabajo electrónico actual, la “lengua” no solo se limita a las palabras audibles. El chisme, las mentiras y las palabras de ira pueden viajar a la velocidad de la luz por medio de correos electrónicos y redes sociales. Estamos llamados a tener discernimiento, reconocer que la muerte y la vida en realidad están en las palabras que usamos con o en contra de otros en el lugar de trabajo.
Para más información sobre este tema, ver Ronald A. Heifetz y Martin Linsky, Leadership on the Line: Staying Alive Through the Dangers of Leading [Liderazgo sin límites: Manual de supervivencia para managers] (Boston: Harvard Business Review Press, 2002), especialmente el capítulo 5, “Orchestrate the Conflict” [Orquestar el conflicto].
La trabajadora sabia es modesta
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceLos proverbios elogian la modestia, tanto en actitud (evitando el orgullo excesivo) como en el uso del dinero (evitando el gasto opulento). Estas virtudes no aparecen en la descripción de la mujer valiente. Sin embargo, aparecen tan marcadamente en los demás Proverbios y aplican tan directamente al trabajo que no podemos hacerle justicia al libro sin mencionarlas.
Una Trabajadora Modesta No Es Orgullosa
“Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la altivez de espíritu. Mejor es ser de espíritu humilde con los pobres que dividir el botín con los soberbios” (Prov 16:18-19). El versículo 18 es tal vez el proverbio más famoso de todos, aunque existen otros.
Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría. (Prov 11:2)
Ojos altivos y corazón arrogante, lámpara de los impíos; eso es pecado. (Prov 21:4)
El orgullo del hombre lo humillará, pero el de espíritu humilde obtendrá honores. (Prov 29:23)
¿Estos mandatos están en contra del amor propio? No, más bien son un llamado a vivir tan maravillados por Dios (el “temor del Señor”) que podamos vernos a nosotros mismos como realmente somos y ser honestos acerca de ello. Si tememos al Señor, ya no tenemos que temer acerca de nuestra autoimagen y podemos dejar de intentar engrandecernos a nosotros mismos. Significa descansar en el conocimiento de que Dios al final triunfará sobre este mundo caído de pecado y destrucción. El Señor conoce el camino de la justicia —incluso en el lugar de trabajo. Al final, Dios levanta a aquellos que ponen su confianza en Él.
Una trabajadora modesta no se mueve por la atracción de las riquezas
El sabio Agur —la fuente de la próxima colección de dichos en el libro— nos deja una oración sabia.
Dos cosas te he pedido, no me las niegues antes que muera: Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas, no me des pobreza ni riqueza; dame a comer mi porción de pan, no sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿Quién es el Señor?, o que sea menesteroso y robe, y profane el nombre de mi Dios. (Prov 30:7-9)
Estas son palabras sabias para nosotros en el trabajo, “no me des pobreza ni riqueza”.
Trabajamos para ganarnos la vida, para disfrutar una medida de comodidad y seguridad, para proveer para nuestras familias y contribuir algo para el pobre y para la comunidad en general. ¿Eso es suficiente, o deseamos más? Agur relaciona ese deseo por más con el dejar a un lado a Dios en nuestra vida, ignorar a nuestro Creador y Sus propósitos para nosotros. Agur también ora por no vivir en pobreza, pero pide que Dios provea el alimento que necesita. Esta es una oración válida. Jesús nos enseñó a orar, “Danos hoy el pan nuestro de cada día” (Mt 6:11).
Trabajar para proveer para nosotros y nuestra familia es algo bueno. Sin embargo, la observación de Agur es que si convertimos nuestro trabajo en la búsqueda de una riqueza interminable —en otras palabras, avaricia— hemos dejado el camino de la sabiduría. Podemos buscar las riquezas, consciente o inconscientemente, porque aparentemente son una evidencia concreta de nuestro éxito y autoestima. Sin embargo, la comodidad de la riqueza es imaginaria. “La fortuna del rico es su ciudad fortificada, y como muralla alta en su imaginación” (Prov 18:11). “El rico es sabio ante sus propios ojos, mas el pobre que es entendido, lo sondea” (Prov 28:11). En realidad, la riqueza no trae un fin a los problemas, solamente sustituye los problemas de la pobreza por los de la riqueza. “El rescate de la vida de un hombre está en sus riquezas, pero el pobre no oye amenazas” (Prov 13:8). La riqueza no puede hacer que nos sintamos más seguros. “El que confía en sus riquezas, caerá” (Prov 11:28). Debemos tener cuidado, especialmente para no sacrificar las riquezas de la vida con tal de obtener las riquezas del dinero. “El hombre avaro corre tras la riqueza, y no sabe que la miseria vendrá sobre él” (Pro 28:22). “No te fatigues en adquirir riquezas, deja de pensar en ellas” (Pro 23:4). En particular, el sabio se preocupa más por su reputación honesta que por su cuenta bancaria. “Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, y el favor que la plata y el oro” (Prov 22:1).
Los proverbios no están en contra de la riqueza misma. De hecho, la riqueza puede ser una bendición. “La bendición del Señor es la que enriquece, y Él no añade tristeza con ella” (Prov 10:22). Es la obsesión por la riqueza lo que causa estragos.
Si hay algo que hacen los proverbios sobre la modestia es recordarnos que el estudio del libro a través del lente de la mujer valiente puede ser una guía útil, pero no abarca todas las contribuciones del libro para la teoría y la práctica del trabajo. Vale la pena hacer un estudio más profundo, más allá de los vistazos que dimos en este capítulo. A aquellos que consideran útil este capítulo, los animamos a que sigan leyendo los proverbios para descubrir más significados y aplicaciones y a que reflexionen en su propia experiencia a la luz de la sabiduría de Dios.
Conclusiones de Proverbios
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceEn definitiva, nuestros hábitos de trabajo están formados por nuestro carácter, el cual a su vez está formado por nuestro conocimiento de la revelación de nuestro Señor y por qué tan maravillados estamos de Él. Conforme nos acercamos al conocimiento más íntimo de nuestro Señor, nuestro carácter se transforma para ser más como el carácter de Dios. En realidad, “El principio de la sabiduría es el temor del Señor” (Prov 9:10). La sabiduría le da vida a todos los ámbitos, incluyendo el trabajo, en donde muchos de nosotros pasamos la mayor parte del tiempo productivo. La sabiduría nos lleva a acciones honestas, a diligencia, a una astucia sana, a la generosidad y justicia para aquellos en necesidad, a controlar lo que decimos y a una vida humilde. Con sabiduría, confiamos en que Dios le da forma a nuestro destino y se encarga de nuestras metas. “Encomienda tus obras al Señor, y tus propósitos se afianzarán” (Prov 16:3).
Índice por capítulo y versículos del libro de Proverbios
Regresar al Índice Regresar al ÍndiceVERSÍCULOS |
ENLACE A SECCIÓN |
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Versículos del libro de Proverbios |
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Prov. 1:1-2 Proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel: para adquirir sabiduría y disciplina; para discernir palabras de inteligencia |
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Prov. 1:2-7 Para aprender sabiduría e instrucción, para discernir dichos profundos… El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción |
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Prov. 1:4 Para infundir sagacidad en los inexpertos, conocimiento y discreción en los jóvenes |
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Prov. 1:4-5 Para dar a los simples prudencia, y a los jóvenes conocimiento y discreción. El sabio oirá y crecerá en conocimiento, y el inteligente adquirirá habilidad |
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Prov. 1:5-6 El sabio oirá y crecerá en conocimiento, y el inteligente adquirirá habilidad, para entender proverbio y metáfora, las palabras de los sabios y sus enigmas |
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Prov. 1:20-33 La sabiduría clama en la calle, en las plazas alza su voz… Pero el que me escucha vivirá seguro, y descansará, sin temor al mal |
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Prov. 2:1, 5 Hijo mío, si recibes mis palabras, y atesoras mis mandamientos dentro de ti… entonces entenderás el temor del Señor, y descubrirás el conocimiento de Dios |
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Prov. 2:5-6 Entonces entenderás el temor del Señor, y descubrirás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da sabiduría, de Su boca vienen el conocimiento y la inteligencia |
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Prov. 2:6 Porque el Señor da sabiduría, de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia. |
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Prov. 3:5 Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento |
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Prov. 3:7 No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal |
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Prov. 3:21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos, guarda la prudencia y la discreción |
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Prov. 3:24 Será dulce tu sueño |
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Prov. 3:27-28 No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo. No digas a tu prójimo: Ve y vuelve, y mañana te lo daré |
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Prov. 4:11 Por el camino de la sabiduría te he conducido, por sendas de rectitud te he guiado |
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Prov. 6:24 … Para librarte de la mujer mala, de la lengua suave de la desconocida |
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Prov. 6:6-11 Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio... Un poco de dormir, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar, y vendrá como vagabundo tu pobreza, y tu necesidad como un hombre armado |
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Prov. 6:16 Seis cosas hay que odia el Señor… |
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Prov. 6:16-19 Seis cosas hay que odia el Señor, y siete son abominación para Él: ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, un corazón que maquina planes perversos, pies que corren rápidamente hacia el mal, un testigo falso que dice mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos |
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Prov. 6:17 …Ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente |
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Prov. 8:6-7 Escuchad, porque hablaré cosas excelentes, y con el abrir de mis labios rectitud. Porque mi boca proferirá la verdad, abominación a mis labios es la impiedad |
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Prov. 8:15 Por mí reinan los reyes, y los gobernantes decretan justicia |
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Prov. 8:35-36 Porque el que me halla, halla la vida, y alcanza el favor del Señor. Pero el que peca contra Mí, a sí mismo se daña; todos los que me odian, aman la muerte |
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Prov. 9:10 El principio de la sabiduría es el temor del Señor, y el conocimiento del Santo es inteligencia |
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Prov. 10:4-5 Pobre es el que trabaja con mano negligente, mas la mano de los diligentes enriquece. El que recoge en el verano es hijo sabio, el que duerme durante la siega es hijo que avergüenza |
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Prov. 10:18 El que oculta el odio tiene labios mentirosos, y el que esparce calumnia es un necio |
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Prov. 10:18-19 El que oculta el odio tiene labios mentirosos, el que esparce calumnia es un necio. En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente |
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Prov. 10:20 La lengua del justo es plata escogida, pero el corazón de los impíos es poca cosa |
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Prov. 10:22 La bendición del Señor es la que enriquece, y Él no añade tristeza con ella |
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Prov. 10:26 Como el vinagre a los dientes y el humo a los ojos, así es el perezoso para quienes lo envían |
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Prov. 10:31 La boca del justo emite sabiduría, pero la lengua perversa será cortada |
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Prov. 11:1 La balanza falsa es abominación al Señor, pero el peso cabal es Su deleite |
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Prov. 11:2 Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría |
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Prov. 11:3 La integridad de los rectos los guiará, mas la perversidad de los pérfidos los destruirá. |
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Prov. 11:12-13 El que menosprecia a su prójimo carece de entendimiento, pero el hombre prudente guarda silencio. El que anda en chismes revela secretos, pero el de espíritu leal oculta las cosas. |
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Prov. 11:24-26 Hay quien reparte, y le es añadido más, y hay quien retiene lo que es justo, sólo para venir a menos… Al que retiene el grano, el pueblo lo maldecirá, pero habrá bendición sobre la cabeza del que lo vende. |
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Prov. 11:28 El que confía en sus riquezas, caerá. |
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Prov. 12:11 El que labra su tierra se saciará de pan, pero el que persigue lo vano carece de entendimiento. |
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Prov. 12:17-20 El que habla verdad declara lo que es justo, pero el testigo falso, falsedad. Hay quien habla sin tino como golpes de espada, pero la lengua de los sabios sana. Los labios veraces permanecerán para siempre, pero la lengua mentirosa, sólo por un momento. Hay engaño en el corazón de los que traman el mal, y gozo en los consejeros de paz. |
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Prov. 12:18 Hay quien habla sin tino como golpes de espada, pero la lengua de los sabios sana. |
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Prov. 12:19 Los labios veraces permanecerán para siempre, pero la lengua mentirosa, sólo por un momento. |
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Prov. 12:22 Los labios mentirosos son abominación al Señor, pero los que obran fielmente son Su deleite. |
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Prov. 12:24 La mano de los diligentes gobernará, pero la indolencia será sujeta a trabajos forzados. |
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Prov. 12:25 La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, mas la buena palabra lo alegra. |
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Prov. 13:5 El justo aborrece la falsedad, mas el impío causa repugnancia y vergüenza. |
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Prov. 13:8 El rescate de la vida de un hombre está en sus riquezas, pero el pobre no oye amenazas. |
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Prov. 14:16 El sabio teme y se aparta del mal. |
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Prov. 14:21 El que desprecia a su prójimo peca, pero es feliz el que se apiada de los pobres. |
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Prov. 14:25 El testigo veraz salva vidas, pero el que habla mentiras es traidor. |
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Prov. 14:31 El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor, pero el que se apiada del necesitado le honra. |
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Prov. 15:1 La suave respuesta aparta el furor, mas la palabra hiriente hace subir la ira. |
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Prov. 15:2 La lengua del sabio hace grato el conocimiento, pero la boca de los necios habla necedades. |
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Prov. 15:3 En todo lugar están los ojos del Señor. |
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Prov. 15:4 La lengua apacible es árbol de vida, mas la perversidad en ella quebranta el espíritu. |
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Prov. 15:18 El hombre irascible suscita riñas, pero el lento para la ira apacigua contiendas. |
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Prov. 15:22 Sin consulta, los planes se frustran, pero con muchos consejeros, triunfan. |
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Prov. 16:1 Del hombre son los propósitos del corazón, mas del Señor es la respuesta de la lengua. |
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Prov. 16:3 Encomienda tus obras al Señor, y tus propósitos se afianzarán. |
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Prov. 16:8 Mejor es poco con justicia, que gran ganancia con injusticia. |
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Prov. 16:11 El peso y las balanzas justas son del Señor; todas las pesas de la bolsa son obra Suya. |
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Prov. 16:12 Es abominación para los reyes cometer iniquidad, porque el trono se afianza en la justicia. |
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Prov. 16:13 El agrado de los reyes son los labios justos, y amado será el que hable lo recto. |
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Prov. 16:18-19 Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la altivez de espíritu. Mejor es ser de espíritu humilde con los pobres que dividir el botín con los soberbios. |
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Prov. 16:27-28 El hombre indigno urde el mal, y sus palabras son como fuego abrasador. El hombre perverso provoca contiendas, y el chismoso separa a los mejores amigos. |
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Prov. 16:32 Mejor es el lento para la ira que el poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad. |
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Prov. 17:4 El malhechor escucha a los labios perversos, el mentiroso presta atención a la lengua detractora. |
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Prov. 17:5 El que se mofa del pobre afrenta a su Hacedor; el que se regocija de la desgracia no quedará sin castigo. |
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Prov. 17:20 El de corazón perverso nunca encuentra el bien, y el de lengua pervertida cae en el mal. |
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Prov. 17:28 Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio, cuando cierra los labios, por prudente. |
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Prov. 18:6-8 Los labios del necio provocan contienda, y su boca llama a los golpes… Las palabras del chismoso son como bocados deliciosos, y penetran hasta el fondo de las entrañas. |
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Prov. 18:9 También el que es negligente en su trabajo es hermano del que destruye. |
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Prov. 18:11 La fortuna del rico es su ciudad fortificada, y como muralla alta en su imaginación. |
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Prov. 18:21 Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto. |
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Prov. 19:5 El testigo falso no quedará sin castigo, y el que cuenta mentiras no escapará. |
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Prov. 19:11 La discreción del hombre le hace lento para la ira, y su gloria es pasar por alto una ofensa. |
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Prov. 19:14 Casa y riqueza son herencia de los padres, pero la mujer prudente viene del Señor. |
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Prov. 19:17 El que se apiada del pobre presta al Señor, y Él lo recompensará por su buena obra. |
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Prov. 19:21 Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del Señor permanecerá. |
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Prov. 19:23 El temor del Señor conduce a la vida, para dormir satisfecho sin ser tocado por el mal. |
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Prov. 20:10 Pesas desiguales y medidas desiguales, ambas cosas son abominables al Señor. |
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Prov. 20:13 No ames el sueño. |
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Prov. 20:14 Malo, malo, dice el comprador, pero cuando se marcha, entonces se jacta. |
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Prov. 20:17 El pan obtenido con falsedad es dulce al hombre, pero después su boca se llenará de grava. |
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Prov. 20:18 Los proyectos con consejo se preparan, y con dirección sabia se hace la guerra. |
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Prov. 20:19 El que anda murmurando revela secretos, por tanto no te asocies con el chismoso. |
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Prov. 20:23 Pesas desiguales son abominación al Señor, y una balanza falsa no es buena. |
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Prov. 21:4 Ojos altivos y corazón arrogante, lámpara de los impíos; eso es pecado. |
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Prov. 21:5 Los proyectos del diligente ciertamente son ventaja, mas todo el que se apresura, ciertamente llega a la pobreza. |
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Prov. 21:6 Conseguir tesoros con lengua mentirosa es un vapor fugaz, es buscar la muerte. |
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Prov. 21:13 El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará y no recibirá respuesta. |
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Prov. 21:23 El que guarda su boca y su lengua, guarda su alma de angustias. |
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Prov. 21:30 No vale sabiduría, ni entendimiento, ni consejo, frente al Señor. |
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Prov. 22:1 Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, y el favor que la plata y el oro. |
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Prov. 22:6 Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él. |
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Prov. 22:8-9 El que siembra iniquidad segará vanidad, y la vara de su furor perecerá. El generoso será bendito, porque da de su pan al pobre. |
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Prov. 22:16 El que oprime al pobre para engrandecerse, o da al rico, sólo llegará a la pobreza. |
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Prov. 22:22-23 No robes al pobre, porque es pobre, ni aplastes al afligido en la puerta; porque el Señor defenderá su causa, y quitará la vida de los que los roban. |
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Prov. 23:4 No te fatigues en adquirir riquezas, deja de pensar en ellas. |
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Prov. 23:10-11 No muevas el lindero antiguo, ni entres en la heredad de los huérfanos, porque su Redentor es fuerte; Él defenderá su causa contra ti. |
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Prov. 23:23 Compra la verdad y no la vendas, adquiere sabiduría, instrucción e inteligencia. |
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Prov. 24:17 No te regocijes cuando caiga tu enemigo, y no se alegre tu corazón cuando tropiece. |
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Prov. 24:27 Ordena tus labores de fuera, y tenlas listas para ti en el campo; y después edifica tu casa. |
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Prov. 24:28 No seas, sin causa, testigo contra tu prójimo, y no engañes con tus labios. |
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Prov. 24:30-34 He pasado junto al campo del perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento… Un poco de dormir, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar, y llegará tu pobreza como ladrón, y tu necesidad como hombre armado. |
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Prov. 25:5 Quita al malo de delante del rey, y su trono se afianzará en la justicia. |
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Prov. 25:11-12 Como manzanas de oro en engastes de plata es la palabra dicha a su tiempo. Como pendiente de oro y adorno de oro fino es el sabio que reprende al oído atento. |
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Prov. 25:15 Con la mucha paciencia se persuade al príncipe, y la lengua suave quebranta los huesos. |
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Prov. 25:18 Como maza y espada y aguda saeta es el hombre que levanta falso testimonio contra su prójimo. |
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Prov. 25:21-22 Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale de beber agua; porque así amontonarás brasas sobre su cabeza, y el Señor te recompensará. |
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Prov. 25:23 El viento del norte trae la lluvia, y la lengua murmuradora, el semblante airado. |
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Prov. 26:20-21 Por falta de leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, se calma la contienda. Como carbón para las brasas y leña para el fuego, así es el hombre rencilloso para encender contiendas. |
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Prov. 26:24-25 El que odia, disimula con sus labios, mas en su corazón acumula engaño. Cuando su voz sea agradable, no lo creas, pues hay siete abominaciones en su corazón. |
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Prov. 26:28 La lengua mentirosa odia a los que oprime, y la boca lisonjera causa ruina. |
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Prov. 27:1 No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué traerá el día. |
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Prov. 27:23-27 Conoce bien la condición de tus rebaños, y presta atención a tu ganado; porque las riquezas no son eternas, ni perdurará la corona por todas las generaciones… Y habrá suficiente leche de cabra para tu alimento, para el alimento de tu casa, y sustento para tus doncellas. |
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Prov. 28:2 Por la transgresión de la tierra, muchos son sus príncipes; pero por el hombre entendido y de conocimiento permanece estable. |
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Prov. 28:8 El que aumenta su riqueza por interés y usura, la recoge para el que se apiada de los pobres. |
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Prov. 28:11 El rico es sabio ante sus propios ojos, mas el pobre que es entendido, lo sondea. |
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Prov. 28:19 El que labra su tierra se saciará de pan, pero el que sigue propósitos vanos se llenará de pobreza. |
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Prov. 28:22 El hombre avaro corre tras la riqueza, y no sabe que la miseria vendrá sobre él. |
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Prov. 28:23 El que reprende al hombre hallará después más favor que el que lo lisonjea con la lengua. |
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Prov. 28:27 El que da al pobre no pasará necesidad, pero el que cierra sus ojos tendrá muchas maldiciones. |
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Prov. 29:4 El rey con la justicia afianza la tierra, pero el hombre que acepta soborno la destruye. |
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Prov. 29:14 El rey que juzga con verdad a los pobres afianzará su trono para siempre. |
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Prov. 29:23 El orgullo del hombre lo humillará, pero el de espíritu humilde obtendrá honores. |
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Prov. 29:24 El que se asocia con un ladrón aborrece su propia vida; oye el juramento, pero no dice nada. |
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Prov. 30:7-9 Dos cosas te he pedido, no me las niegues antes que muera: Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas, no me des pobreza ni riqueza; dame a comer mi porción de pan, no sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿Quién es el Señor?, o que sea menesteroso y robe, y profane el nombre de mi Dios. |
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Prov. 30:17 Al ojo que se mofa del padre, y escarnece a la madre, lo sacarán los cuervos del valle, y lo comerán los aguiluchos. |
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Prov. 31:3 No des tu vigor a las mujeres, ni tus caminos a lo que destruye a los reyes. |
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Prov. 31:10 (RVR1960) Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. |
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Prov. 31:11 En ella confía el corazón de su marido. |
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Prov. 31:12, 28 Ella le trae bien y no mal todos los días de su vida... Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada, también su marido, y la alaba. |
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Prov. 31:13 Busca lana y lino, y con agrado trabaja con sus manos. |
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Prov. 31:13-14 Busca lana y lino, y con agrado trabaja con sus manos. Es como las naves de mercader. |
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Prov. 31:14 Es como las naves de mercader, trae su alimento de lejos. |
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Prov. 31:15 También se levanta cuando aún es de noche, y da alimento a los de su casa, y tarea a sus doncellas. |
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Prov. 31:16 Evalúa un campo y lo compra; con sus ganancias planta una viña. |
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Prov. 31:17 Ella se ciñe de fuerza, y fortalece sus brazos. |
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Prov. 31:18 Nota que su ganancia es buena, no se apaga de noche su lámpara. |
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Prov. 31:19 Extiende sus manos a la rueca, y sus manos toman el huso. |
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Prov. 31:20 Extiende su mano al pobre, y alarga sus manos al necesitado. |
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Prov. 31:21-22 No tiene temor de la nieve por los de su casa, porque todos los de su casa llevan ropa escarlata. Se hace mantos para sí; su ropa es de lino fino y de púrpura. |
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Prov. 31:23 Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra. |
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Prov. 31:24 Hace telas de lino y las vende, y provee cinturones a los mercaderes. |
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Prov. 31:25 Fuerza y dignidad son su vestidura, y sonríe al futuro. |
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Prov. 31:26 Abre su boca con sabiduría, y hay enseñanza de bondad en su lengua. |
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Prov. 31:27 Ella vigila la marcha de su casa, y no come el pan de la ociosidad. |
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Prov. 31:30 Engañosa es la gracia y vana la belleza, pero la mujer que teme al Señor, ésa será alabada. |
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Prov. 31:31 Dadle el fruto de sus manos, y que sus obras la alaben en las puertas. |
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Versículos de otros libros de la Biblia |
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Génesis 2:15 Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara. |
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Éxodo 1:15-20 Y el rey de Egipto habló a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y la otra Puá, y les dijo: Cuando estéis asistiendo a las hebreas a dar a luz, y lasveáis sobre el lecho del parto, si es un hijo, le daréis muerte, pero si es una hija, entonces vivirá. Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron como el rey de Egipto les había mandado, sino que dejaron con vida a los niños. . . . Y Dios favoreció a las parteras; y el pueblo se multiplicó y llegó a ser muy poderoso. |
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Éxodo 20:16 No darás falso testimonio contra tu prójimo. |
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Josué 2:1 Y Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sitim a dos espías, diciendo: Id, reconoced la tierra, especialmente Jericó. Fueron, pues, y entraron en la casa de una ramera que se llamaba Rahab, y allí se hospedaron. |
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1 Samuel 21:1-3 Entonces llegó David a Nob, al sacerdote Ahimelec; y Ahimelec vino tembloroso al encuentro de David, y le dijo: ¿Por qué estás solo y no hay nadie contigo? Y David respondió al sacerdote Ahimelec: El rey me ha encomendado cierto asunto y me ha dicho: “Que no sepa nadie acerca del asunto por el cual te envío y que te he encomendado . . . Dame cinco panes, o lo que tengas. |
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1 Crónicas 7:2 Los hijos de Tola fueron Uzi, Refaías, Jeriel, Jahmai, Jibsam y Samuel, jefes de sus casas paternas. Los hijos de Tola fueron hombres fuertes y valientes en sus generaciones; su número en los días de David era de veintidós mil seiscientos. |
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Mateo 6:11 “Danos hoy el pan nuestro de cada día. |
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Mateo 6:34 Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas. |
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Mateo 10:16 Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas. |
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Mateo 25:14-30 Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes. Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad. . . Porque a todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y al siervo inútil, echadlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes. |
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Lucas 14:28-30 Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficientepara terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, 30 diciendo: “Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar.” |
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Romanos 1:29 estando llenos de toda injusticia, maldad, avaricia y malicia; colmados de envidia, homicidios, pleitos, engañosy malignidad; son chismosos, |
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Romanos 12:21 No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal. |
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Efesios 4:15 sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo, |
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Efesios 4:26 Airaos, pero no pequeis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, |