La aceptación de las decisiones de los tribunales judiciales (Deuteronomio 17:8-13)
Moisés establece un sistema de tribunales y cortes de apelación que tienen una estructura sorprendentemente similar a la de los tribunales judiciales actuales, y le ordena al pueblo que obedezca sus decisiones. “Según los términos de la ley que ellos te enseñen, y según la sentencia que te declaren, así harás; no te apartarás a la derecha ni a la izquierda de la palabra que ellos te declaren” (Dt 17:11).
Los lugares de trabajo actuales están regidos por leyes, regulaciones y prácticas con procesos de apelación, cortes y procedimientos para interpretarlas y aplicarlas apropiadamente. Pablo también afirmó que debemos obedecer estas estructuras legales (Ro 13:1). En algunos países, los que están en el poder ignoran de forma rutinaria las leyes y regulaciones o las evitan por medio de sobornos, corrupción y violencia. En otros países, pocas veces los negocios y los demás lugares de trabajo incumplen la ley intencionalmente, pero pueden tratar de infringirla por medio de acciones legales engorrosas, favores políticos o presiones que se oponen al bien común. Sin embargo, los cristianos están llamados a respetar el estado de derecho, obedecerlo, defenderlo y buscar fortalecerlo. Esto no implica que nunca deba existir la desobediencia civil; algunas leyes son injustas y se deben quebrantar si el cambio no es factible, pero estas instancias son escasas y siempre involucran un sacrificio personal en busca del bien común. En cambio, quebrantar la ley por causa del interés propio no se justifica.
De acuerdo con Deuteronomio 17:9, tanto los sacerdotes como los jueces —o como lo decimos actualmente, tanto el espíritu como la letra— son fundamentales para la Ley. Si estamos preocupados, usando tecnicismos legales con el fin de justificar las prácticas cuestionables, tal vez necesitamos un buen teólogo y un buen abogado. Debemos reconocer que las decisiones que toman las personas en el trabajo “secular” son cuestiones teológicas, no solamente legales y técnicas. Imagine a un cristiano en tiempos modernos pidiéndole a su pastor que le ayude a analizar detenidamente una decisión laboral importante cuando las cuestiones éticas o legales parezcan complicadas. Para que esto sea fructífero, el pastor debe entender que el trabajo es una tarea profundamente espiritual y debe aprender a darle una ayuda útil a los trabajadores. Tal vez un primer paso sea simplemente preguntarle a las personas acerca de su trabajo. “¿Qué acciones y decisiones toma a diario?” “¿Qué retos enfrenta?” “¿Sobre qué temas le gustaría hablar con alguien?” “¿Cuáles son sus peticiones de oración?”