La amistad (Eclesiastés 4:7-4:16)
Tal vez las relaciones tienen un significado real en el trabajo. El Predicador exalta el valor de las amistades en el trabajo diciendo que “Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor remuneración por su trabajo” (Ec 4:9; énfasis agregado).
¿Cuántas personas encuentran sus amistades más cercanas en el trabajo? Incluso si no necesitáramos la paga y si el trabajo no nos interesara, podemos encontrar un sentido profundo en nuestras relaciones en el trabajo. Esta es una de las razones por la cuales muchas personas consideran que la jubilación es frustrante. Extrañamos a nuestros amigos cuando dejamos de trabajar con ellos, y vemos que es difícil formar amistades nuevas y profundas sin tener las metas comunes que nos unen con los colegas en el trabajo.
Construir buenas relaciones en el trabajo requiere disponibilidad y el deseo de aprender de otros. “Mejor es un joven pobre y sabio, que un rey viejo y necio, que ya no sabe recibir consejos” (Ec 4:13). Con frecuencia, la arrogancia y el poder son obstáculos para desarrollar las relaciones de las que depende el trabajo eficiente (Ec 4:14-16), una verdad que se explora en el artículo de la Escuela de negocios de Harvard “How Strength Becomes a Weakness” [Cómo la fortaleza se convierte en debilidad].[1] Hacemos amigos en el trabajo en parte porque hacer bien nuestra labor requiere trabajar en equipo. Esta es una razón por la que muchas personas son mejores para formar amistades en el trabajo que en contextos sociales en los que no existe un objetivo común.
El estudio de la amistad hecho por el Predicador es más optimista que sus análisis anteriores. Pero aun con todo esto, las amistades en el trabajo son necesariamente temporales. Las tareas laborales cambian, los equipos se forman y se disuelven, los colegas renuncian, se jubilan o son despedidos, y se llegan trabajadores nuevos que tal vez no nos agradan. El Predicador lo compara con un rey nuevo y joven que es recibido con agrado al comienzo por parte de sus súbditos, pero cuya popularidad cae con el tiempo cuando llega una nueva generación de jóvenes que lo ven simplemente como otro rey viejo. Al final, ni el avance en nuestra carrera laboral ni la fama ofrece satisfacción. ”Pues también esto es vanidad y correr tras el viento” (Ec 4:16).
Monci J. Williams, “How Strength Becomes a Weakness” [Cómo la fortaleza se convierte en debilidad], Harvard Management Update, Diciembre de 1996.