Introducción a Esdras, Nehemías y Ester
La mayoría de los cristianos encuentran que en sus lugares de trabajo no apoyan su fe. Generalmente, el espacio para la acción y el testimonio cristianos explícitos es muy limitado. En una sociedad pluralista, algunos de estos límites pueden ser apropiados, pero pueden hacer que el lugar de trabajo se convierta en un territorio ajeno para los cristianos. Además, los trabajadores pueden sentirse presionados a violar los requerimientos éticos de los estándares bíblicos, ya sea explícita o implícitamente. Los libros de Esdras, Nehemías y Ester describen lo que representa para el pueblo de Dios trabajar en lugares donde no son bien recibidos. En estos se muestra al pueblo de Dios en trabajos que van desde la construcción hasta la política y el entretenimiento, siempre en ambientes que son abiertamente hostiles frente a los valores y planes de Dios. Aun así, ellos reciben ayuda en el camino de forma asombrosa por parte de personas incrédulas en las posiciones más altas del poder cívico. Claramente, el poder de Dios aflora para el bien de Su pueblo en lugares sorprendentes aunque enfrenten situaciones y decisiones extremadamente difíciles en las que no siempre están de acuerdo.
Esdras tuvo que considerar si debía confiar en un gobernador incrédulo para que protegiera al pueblo judío en su regreso a Jerusalén y el comienzo de la reconstrucción del templo. También tuvo que encontrar apoyo financiero dentro del sistema económico corrupto del imperio persa, al tiempo que se mantenía fiel a las leyes de Dios sobre la integridad económica. Nehemías tuvo que reconstruir la muralla de Jerusalén, lo cual requería confiar en Dios y ser práctico. Tuvo que guiar al pueblo, cuya motivación iba desde el altruismo a la codicia, y hacer que superaran sus intereses opuestos para trabajar por un objetivo común. Ester tuvo que sobrevivir la opresión de las mujeres y la conspiración mortal dentro de la corte real persa y al tiempo estaba lista para arriesgar todo con el fin de salvar a su pueblo del genocidio. Nuestros títulos e instituciones han cambiado desde esa época, pero nuestros lugares de trabajo actuales tienen mucho en común, para mal o para bien, con los lugares en donde Esdras, Nehemías y Ester trabajaron. Las situaciones, retos y elecciones de la vida real que se encuentran en estos libros bíblicos nos ayudan a desarrollar una teología del trabajo que es relevante en la vida diaria.
Esdras y Nehemías
En el año 587 a. C. bajo el gobierno del rey Nabucodonosor, los babilonios conquistaron Jerusalén. Allí asesinaron a los líderes de Judá, saquearon el templo antes de destruirlo junto con gran parte de la ciudad y la muralla, y se llevaron a los ciudadanos más distinguidos de Jerusalén. Estos judíos vivieron por décadas en el exilio, siempre esperando que Dios los salvara y restaurara Israel. Sus esperanzas se intensificaron en el año 539 a. C. cuando Persia, dirigida por el rey Ciro, derrotó a Babilonia. Poco después, Ciro emitió un decreto invitando a los judíos en su reino a que regresaran a Jerusalén y reconstruyeran el templo, y por lo tanto, su vida como pueblo de Dios (Esd 1:1-4).
Los libros de Esdras y Nehemías, originalmente dos partes de un solo trabajo,[1] narran aspectos cruciales de esta historia de reconstrucción, comenzando con el edicto de Ciro en el año 539 a. C. Sin embargo, su propósito no es simplemente describir por curiosidad histórica lo que pasó hace mucho tiempo. Más bien, Esdras y Nehemías usan eventos históricos para ilustrar el tema de la restauración. Estos libros muestran cómo una vez Dios restauró a Su pueblo y cómo Su pueblo desempeñó un papel central en este trabajo de renovación. El autor de los libros de Esdras y Nehemías es desconocido, y probablemente los escribió en el siglo cuarto a. C.[2] para animar al pueblo judío a vivir fielmente incluso bajo el gobierno extranjero, para que pudieran participar en el trabajo de restauración presente y futuro de Dios.
Esdras y Nehemías son libros sumamente teológicos, aunque no abordan directamente la teología del trabajo. No incluyen imperativos legales o visiones proféticas que tengan que ver con nuestras labores diarias. Sin embargo, las narrativas de Esdras y Nehemías describen una ardua labor que implícitamente coloca al trabajo en un marco teológico. Por tanto, encontraremos bajo la superficie de estos libros una tierra fértil a partir de la cual puede brotar una teología del trabajo. En particular, Esdras y Nehemías fueron llamados a restaurar el reino de Dios (Israel), en medio de un ambiente de respaldo parcialmente hostil, parcialmente solidario. Los lugares de trabajo actuales también son parcialmente hostiles y parcialmente solidarios al trabajo de Dios, lo que nos anima a entender cómo nuestro trabajo puede contribuir a la institución del reino de Dios en el mundo actual.
Ester
El libro de Ester relata un episodio curioso que ocurrió durante la época descrita en Esdras y Nehemías. No se centra en la restauración de Jerusalén, sino en eventos que ocurren en Persia cuando Asuero (mejor conocido por su nombre griego, Jerjes) era el rey (485—465 a. C.). La narrativa de Ester explica los orígenes del festival judío de Purim. El autor desconocido de este libro escribió, en parte, para explicar y animar a la celebración de este día nacional (ver Est 9:20-28).[3] Su mayor preocupación era examinar cómo podían sobrevivir los judíos e incluso progresar como exiliados en una tierra pagana y comúnmente hostil.[4]
A diferencia de Esdras y Nehemías, Ester no es en lo absoluto un libro específicamente teológico. De hecho, nunca se menciona a Dios. Aun así, ningún lector devoto y fiel podría dejar de ver la mano de Dios detrás de los eventos del libro. Esto invita al lector a considerar cómo Dios puede estar trabajando en el mundo aunque pase desapercibido para aquellos que no tienen ojos para ver.
H. G. M. Williamson, Ezra, Nehemiah [Esdras, Nehemías], vol. 16, Word Biblical Commentary [Comentario bíblico de la Palabra] (Waco, TX: Word Books, 1985), xxi.
“Ezra-Nehemiah, Books of” [Libros de Esdras - Nehemías] en The Anchor Bible Dictionary [Diccionario bíblico Anchor], ed. David Noel Freedman (Nueva York: Doubleday, 1992).
Frederic W. Bush, Ruth-Esther, vol. 9, Word Biblical Commentary [Comentario bíblico de la Palabra] (Nashville: Thomas Nelson, 1996), 326-35.
Mark D. Roberts, Ezra, Nehemiah, Esther [Esdras, Nehemías, Ester], vol. 11, The Preacher’s Commentary [El comentario del predicador] (Nashville: Thomas Nelson, 2002), 315-18.