El primer lamento de Job (Job 3)
Lo único que le queda por hacer a Job es lamentarse. Él se niega a incriminarse a sí mismo falsamente y se rehúsa a culpar o a dejar a Dios. Sin embargo, no duda en expresar su angustia con los términos más fuertes. “Perezca el día en que yo nací, y la noche que dijo: ¨Un varón ha sido concebido¨” (Job 3:3). “¿Por qué no morí yo al nacer, o expiré al salir del vientre?” (Job 3:11). “O como aborto desechado, yo no existiría, como los niños que nunca vieron la luz” (Job 3:16). “¿Por qué dar luz al hombre cuyo camino está escondido, y a quien Dios ha cercado?” (Job 3:23). Observe que en su mayoría, el lamento se encuentra en forma de preguntas. La causa de este sufrimiento es un misterio; de hecho, puede ser el misterio más grande de la fe. ¿Por qué Dios permite que sufran las personas que ama? Job no conoce la respuesta, así que lo más honesto que puede hacer es formular preguntas.