Débora (Jueces 4-5)
Débora es la mejor de todos los jueces. El pueblo reconoce su sabiduría y se acerca a ella para pedirle consejo y para recibir ayuda en la resolución de conflictos (Jue 4:5). La jerarquía militar la reconoce como comandante suprema y de hecho van a la guerra bajo su mando (Jue 4:8). Su gobierno es tan bueno que “el país tuvo descanso por cuarenta años” (Jue 5:31), un suceso poco común en toda la historia de Israel.
Algunas personas en la actualidad se pueden sorprender al ver que una mujer que no era ni la viuda ni la hija de un gobernante, pudiera convertirse en jefe nacional de un pueblo pre-moderno. Sin embargo, el libro de Jueces la considera igual a los más grandes líderes de Israel (por mérito propio). Es la única mujer entre los jueces y es llamada profetisa (Jue 4:4), lo que indica lo mucho que se asemeja a Moisés y Josué, a quienes Dios también habló directamente. Ninguna de las mujeres, incluyendo a la agente encubierta Jael, ni ninguno de los hombres, incluyendo al comandante general Barac, reflejaban alguna preocupación por tener una líder mujer. El servicio de Débora como profetisa y juez de Israel señala que Dios no ve el liderazgo político, judicial o militar de las mujeres como algo problemático. También es evidente que su esposo Lapidot y su familia inmediata no tuvieron problema en distribuir el trabajo del hogar para que ella tuviera tiempo de sentarse “debajo de la palmera de Débora” para cumplir su labor cuando “los hijos de Israel subían a ella a pedir juicio” (Jue 4:5).
En algunas sociedades actuales, en bastantes sectores de trabajo y ciertas organizaciones, el liderazgo femenino se ha convertido en algo tan indiscutible como la dirección de Débora. Sin embargo, en muchas otras culturas, sectores y organizaciones contemporáneas, las mujeres no son aceptadas como líderes o sufren limitaciones que no se les imponen a los hombres. ¿Es posible que examinar el liderazgo de Débora en el antiguo pueblo de Israel nos ayude a los cristianos a aclarar nuestra perspectiva acerca del propósito de Dios en estas situaciones? ¿Podríamos servir en nuestras organizaciones y sociedades ayudando a destruir los obstáculos indebidos que enfrentan las mujeres al liderar? ¿Nos beneficiaría de forma personal buscar que más mujeres sean jefes, mentoras y ejemplos para otros en nuestro trabajo?