Conclusiones de Levítico
La conclusión más importante de Levítico es que nuestro llamado como pueblo de Dios es a reflejar la santidad de Dios en nuestro trabajo. Esto nos anima a no hacer parte de las acciones de quienes están cerca y se oponen a los métodos de Dios. Cuando reflejamos la santidad de Dios, nos encontramos a nosotros mismos en Su presencia, ya sea que estemos en el trabajo, la casa, la iglesia o en sociedad. No reflejamos la santidad de Dios cuando decoramos con versículos bíblicos, recitamos oraciones, portamos cruces o incluso cuando somos amables. Lo hacemos cuando amamos a nuestros compañeros de trabajo, a los clientes, estudiantes, inversionistas, competidores, rivales y todos a los que nos encontremos, tanto como nos amamos a nosotros mismos. En términos prácticos, esto significa hacer el bien en todo lo que podamos para beneficiar a otros por medio de nuestro trabajo, así como lo hacemos para nosotros mismos. Esto aviva nuestra motivación, nuestra diligencia, nuestro ejercicio del poder, nuestro desarrollo de habilidades y tal vez incluso nuestra elección de trabajo. Esto también significa trabajar por el bien de toda la comunidad y trabajar en armonía con el resto de la sociedad, hasta el punto en que dependa de nosotros. Además, significa trabajar para cambiar las estructuras y sistemas de la sociedad para reflejar la santidad de nuestro Dios, el que liberó a Israel de la esclavitud y la opresión. Cuando lo hacemos, encontramos que por la gracia de Dios, Sus palabras se cumplen: “Además, haré Mi morada en medio de vosotros, y Mi alma no os aborrecerá. Andaré entre vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo” (Lv 26:11-12).