Los derechos de las personas con discapacidad (Levítico 19:14)
“No maldecirás al sordo, ni pondrás tropiezo delante del ciego, sino que tendrás temor de tu Dios; Yo soy el Señor” (Lv 19:14). Estos mandatos ofrecen una imagen realista del trato cruel que recibían las personas con discapacidades. El sordo no podía escuchar una maldición, ni el ciego podía ver lo que lo haría tropezar. Por estas razones, Levítico 19:14 les recuerda a los israelitas que “teman a su Dios”, quien escucha y ve el trato que reciben todos en el trabajo. Por ejemplo, si bien los trabajadores con discapacidades no necesitan los mismos muebles de oficina y equipamiento que los que no tienen discapacidades, sí necesitan la oportunidad de tener un empleo que saque el provecho máximo de su productividad, igual que los demás trabajadores. En muchos casos, lo que las personas con discapacidades necesitan no es que los priven de tener trabajos que son capaces de hacer. De nuevo, el mandato de Levítico no es que el pueblo de Dios haga obras de caridad para otros, sino que la santidad de Dios les da a todas las personas creadas a Su imagen el derecho de tener oportunidades adecuadas de trabajo.