El castigo de Dios en el trabajo (Nahúm 1:1-12; Habacuc 3:1-19; Sofonías 1:1-13)
La contribución principal de Nahúm es la aclaración de que el desastre político y económico son el castigo o la disciplina de Dios para Israel. Dios declara que los ha afligido (Nah 1:12). Habacuc y Sofonías afirman que una parte importante del castigo de Dios es la disminución de la habilidad del pueblo de ganarse la vida satisfactoriamente.
Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos. (Hab 3:17)
Será silenciado todo el pueblo de Canaán, exterminados todos los que pesan plata. (Sof 1:11)
Esto no se ve solamente en los males económicos, sino también en los problemas ambientales (ver más adelante “El trabajo, la adoración y el medioambiente”).
Entonces, ¿los desastres políticos, económicos y naturales contemporáneos son un castigo de Dios? Hay muchas personas que están dispuestas a afirmar que algunos desastres particulares son señales de la ira de Dios. El gobernador de Tokio[1] y el presentador de un programa de noticias de la cadena MSNBC le atribuyeron al castigo divino el terremoto y el tsunami que ocurrieron en Japón en el año 2011. Pero a menos que nos unamos a las filas de los Doce o de los otros profetas de Israel, no debemos declarar con ligereza que la ira de Dios se manifiesta en los eventos del mundo. ¿Fue Dios mismo quien les reveló a esos comentadores las razones por las que ocurrió el tsunami o ellos sacaron conclusiones por sí mismos? ¿Él le reveló Su propósito a un número considerable de personas con suficiente antelación, durante muchos años, como lo hizo con los profetas de Israel, o esta llegó a una o dos personas el día siguiente? ¿Los que declaran en la edad moderna el castigo de Dios fueron forjados como los profetas por años de sufrimiento junto con aquellos afligidos, como ocurrió con Jeremías, los Doce y los otros profetas del antiguo pueblo de Israel?
Brad Hirshfield, “Where Is God in Suffering?” [¿Dónde está Dios en el sufrimiento?] Washington Post, Marzo 16 del 2011.