Dios trabaja por medio de procesos legales (Rut 4:1-12)
Booz aceptó la petición de Rut de casarse con ella si su pariente más cercano renunciaba al derecho de hacerlo. Él no perdió tiempo organizando la resolución legal de la cuestión (Rut 4:1-12). En este punto de la historia, el lector sabe que nada en este libro pasa por casualidad, y cuando al día siguiente el pariente más cercano pasa junto a la puerta en donde Booz se había sentado, es evidente que es gracias a la mano de Dios. Si Rut hubiera estado presente en los procedimientos legales en aquella puerta, su corazón se habría entristecido cuando el hombre que tenía el derecho anunció que tomaría la tierra de Elimelec. Sin embargo, cuando Booz le recordó que también debía tomar a Rut, cambió de opinión, y las esperanzas de ella habrían regresado. ¿Por qué ocurrió este cambio de opinión? Él dijo que justo había recordado una obligación legal que no le permitía hacerlo: “No puedo redimirla para mí mismo, no sea que perjudique mi heredad” (Rut 4:6). La excusa era incoherente y débil, aunque fue suficiente para Booz, cuyo discurso de aceptación del veredicto es un modelo de claridad y lógica. Fácilmente, el caso habría podido tener un resultado diferente, pero parece que el resultado fue guiado por Dios desde el comienzo.