La tragedia azota la familia de Rut y Noemí (Rut 1:1-22)
La historia comienza con una hambruna “en los días en que gobernaban los jueces” (Rut 1:1). En este tiempo, el pueblo de Israel había abandonado las enseñanzas de Dios, había caído en idolatría, en condiciones sociales terribles y en una guerra civil desastrosa, como se relata en Jueces en los capítulos inmediatamente anteriores al libro de Rut en la Biblia cristiana (el orden de los libros es diferente en la Biblia hebrea). Ciertamente, Israel no había seguido los mandatos de la Torá respecto al trabajo ni a ningún otro aspecto. Debido a esto, la nación estaba perdiendo las bendiciones de Dios, como lo reconocieron varias personas, entre ellas Noemí (Rut 1:13, 20–21). Esto resultó en la desintegración del tejido socioeconómico y la devastación de la tierra por causa de la hambruna.
En respuesta a la hambruna, Elimelec, su esposa Noemí y sus dos hijos se mudaron a Moab —una medida desesperada, teniendo en cuenta la enemistad prolongada entre Israel y Moab—, en donde creían que las posibilidades de trabajar de forma productiva serían mejores. No sabemos si lograron encontrar empleo allí, pero sabemos que los hijos encontraron sus esposas. Sin embargo, en un periodo de diez años tuvieron que soportar la tragedia social y económica —la muerte de los tres hombres dejó viudas a Noemí y sus dos nueras (Rut 1:3–5). Las tres viudas tuvieron que sustentarse a sí mismas sin los derechos legales y económicos que se les concedían a los hombres en su sociedad. En pocas palabras, no tenían esposos, no eran propietarias de ningún terreno y no tenían recursos con los cuales sustentarse. El lamento de Noemí refleja la severidad de su situación: “Llamadme Mara [amarga], porque el trato del Todopoderoso me ha llenado de amargura” (Rut 1:20).
Así como los extranjeros y los huérfanos, las viudas recibían bastante atención en la ley de Israel.[1] Al perder la protección y el apoyo de sus esposos, eran blancos fáciles para el abuso económico y social y la explotación. Muchas recurrían a la prostitución simplemente para sobrevivir, una situación que también es demasiado común entre las mujeres vulnerables en la actualidad. Noemí no solo se había convertido en viuda, sino que también era extranjera en Moab. Pero, si regresaba a Belén con sus nueras, las jóvenes serían viudas y extranjeras en Israel.[2] Tal vez por causa de la vulnerabilidad que enfrentaban sin importar el lugar donde estuvieran, Noemí les insistió que regresaran al hogar de sus padres y oró que el Dios de Israel le concediera a cada una de ellas la seguridad en el hogar de un esposo (moabita) (Rut 1:8–9). Aun así, Rut, una de las nueras, no pudo soportar separarse de Noemí fuera cual fuera la adversidad. Lo que le dijo a su suegra demuestra la profundidad de su amor y lealtad:
“No insistas que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú mueras, allí moriré, y allí seré sepultada”. (Rut 1:16–17).
La vida puede ser difícil, y estas mujeres enfrentaban las más grandes dificultades.
Deuteronomy 10:18; 14:29; 16:11, 14; 24:19–22; 26:12–13; 27:19.
On the difficulties of being a Moabite in an Israelite world, see Daniel I. Block, Judges, Ruth (NAC; Nashville: Broadman & Holman, 2002), 627.