Dios es la base de todo el trabajo y la productividad (Salmo 107)
El Salmo 107 relaciona las labores económicas humanas con el mundo de la creación de Dios y vale la pena citarlo en detalle.
Los que descienden al mar en naves y hacen negocio sobre las grandes aguas, ellos han visto las obras del Señor y Sus maravillas en lo profundo. Pues El habló, y levantó un viento tempestuoso que encrespó las olas del mar. Subieron a los cielos, descendieron a las profundidades, sus almas se consumían por el mal. Temblaban y se tambaleaban como ebrios, y toda su pericia desapareció. Entonces en su angustia clamaron al Señor y Él los sacó de sus aflicciones. Cambió la tempestad en calma y las olas del mar callaron. Entonces se alegraron porque las olas se habían aquietado, y Él los guió al puerto anhelado. Den gracias al Señor por Su misericordia y por Sus maravillas para con los hijos de los hombres. (Sal 107:23-31)
En ese entonces, igual que ahora, la gente iba al mar a pescar y negociar. Sus naves eran frágiles y se enteraban con poca anticipación de las tormentas. Su forma de vida dependía del clima. Pese a nuestras ventajas tecnológicas, también dependemos de una multitud de factores que se nos salen de control en la mayor parte de nuestro trabajo. Tal vez lo más honesto que alguien puede decir acerca del éxito en el trabajo es, “fui afortunado”. Como dijo Bill Gates acerca del increíble éxito de Microsoft, “Yo nací en el lugar y el momento correcto”.[1]Para el creyente, “ser afortunado” es un término que representa la provisión constante de Dios para nuestras necesidades. Ser exitosos en medio de las incertidumbres inherentes de nuestro trabajo depende un poco de la habilidad (que es un regalo de Dios), un poco del trabajo duro y bastante de la providencia de Dios. Sea cual sea nuestro “puerto anhelado” en la vida y el trabajo, demos “gracias al Señor por Su misericordia y por Sus maravillas para con los hijos de los hombres”. Tal vez Santiago tenía este salmo en mente cuando dijo, “Más bien, debierais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Stg 4:15).
Poco después, el Salmo 107 profundiza más en este tema.
Transforma el desierto en estanque de aguas, y la tierra seca en manantiales; en ella hace morar a los hambrientos, para que establezcan una ciudad donde vivir, y siembren campos, planten viñas, y recojan una cosecha abundante. Los bendice también y se multiplican mucho, y no disminuye su ganado. (Sal 107:35-38)
Dios proporciona las condiciones para que la vida prospere en la tierra. Él puede convertir un desierto en un área de pastos, o un área de pastos en un desierto. La agricultura, incluida la siembra de campos y la administración de ganado, depende del crecimiento dado por Dios. Cuando la agricultura prospera, surgen ciudades. Con el surgimiento de ciudades, aparecen toda clase de trabajos. La economía urbana proporciona todo tipo de bienes y servicios a una población creciente y diversa. En la economía antigua, además de los campesinos y pastores, una comunidad necesitaba alfareros, metalurgistas y escribas (para registrar los acuerdos y transacciones comerciales, así como las leyes y los textos religiosos). Toda la economía de cualquier ciudad, pasada o presente, depende de la abundancia agrícola, ya sea la que se produce nacionalmente o la que se adquiere a través del comercio. Cuando los campesinos del mundo pueden cultivar más de lo que necesitan para su propia subsistencia, las comunidades complejas pueden prosperar. Esto viene de Dios, que es quien riega la tierra seca (Sal 65:9, Gn 2:5).
Por tanto, el Salmo 107 cubre la actividad económica tanto en la tierra como en el mar, reafirmando que Dios está sobre todo. Dios no es hostil con nuestro trabajo, ya que el salmo habla de cómo salva y provee. Nuestra forma de vida depende de la administración favorable de Dios de las fuerzas naturales.
“Bill Gates Answers Most Frequently Asked Questions” [Bill Gates responde las preguntas más frecuentes], disponible en http://download.microsoft.com/download/0/c/0/0c020894-1f95-408c-a571-1b5033c75bbc/billg_faq.doc; (12 febrero 2010).