Eliseo restaura la solvencia financiera de un hogar (2 Reyes 4:1-7)
Luego de que uno de los profetas del círculo de Eliseo muriera, su familia queda en deudas. Por lo general, lo que una familia desposeída debía hacer en el antiguo pueblo de Israel era vender a uno o todos sus miembros como esclavos para que fueran a un lugar donde al menos recibirían alimento (ver “Esclavitud o servidumbre”, Éxodo 21:1-11, en “Éxodo y el trabajo”). Cuando estaba a punto de vender a sus dos hijos como esclavos, la viuda del profeta le pide ayuda a Eliseo (2R 4:1). A Eliseo se le ocurre un plan para que la familia se vuelva económicamente productiva y pueda sustentarse a sí misma. Luego de preguntarle a la viuda qué tiene en su casa, ella dice, “Tu sierva no tiene en casa más que una vasija de aceite” (2R 4:2). Aparentemente, para Eliseo este es capital suficiente para comenzar. Él le dice que pida prestadas vasijas vacías de todos sus vecinos y las llene con aceite de su vasija. Ella logra llenar todas las vasijas con aceite antes de que su propia vasija quede vacía y la ganancia por la venta del aceite es suficiente para pagar las deudas de la familia (2R 4:7). Esencialmente, Eliseo crea una comunidad emprendedora dentro de la cual la mujer es capaz de comenzar un pequeño negocio. Esto es exactamente lo que hacen algunos de los métodos más efectivos que luchan con la pobreza, ya sea por medio de la microfinanza, las sociedades crediticias, las cooperativas agrícolas o los programas de proveedores de pequeños negocios por parte de grandes compañías y gobiernos.
Las acciones de Eliseo a favor de esta familia reflejan el amor y el interés de Dios por las personas que pasan necesidades. ¿Cómo podríamos incrementar con nuestro trabajo las oportunidades para que las personas pobres trabajen y logren prosperar? ¿En qué maneras perjudicamos individual y colectivamente la capacidad productiva de personas y economías pobres, y qué podemos hacer con la ayuda de Dios para mejorar?