El apoyo de David a las artes musicales (1 Crónicas 25)
El primer libro de Crónicas agrega un detalle que no se encuentra en 2 Samuel y 1 Reyes. David conforma un equipo de músicos “para cantar en la casa del Señor”.
Todos éstos estaban bajo la dirección de su padre para cantar en la casa del Señor, con címbalos, arpas y liras, para el servicio de la casa de Dios. Asaf, Jedutún y Hemán estaban bajo la dirección del rey. El número de los que fueron instruidos en el canto al Señor, con sus parientes, todos los que eran hábiles, fue de doscientos ochenta y ocho. (1Cr 25:6-7)
Mantener un ensamble del tamaño de dos orquestas sinfónicas modernas sería una tarea significativa en una nación emergente en el siglo décimo antes de Cristo. Sin embargo, David no lo ve como un lujo, sino como una necesidad. De hecho, él lo solicita en su rol como comandante en jefe del ejército, con el consentimiento de los demás comandantes (1Cr 25:1).
Hoy día, muchos ejércitos tienen bandas y coros. Estos incluso existen en otros tipos de lugares de trabajo, a menos que estos mismos sean organizaciones musicales. Hay algo acerca de la música y las demás artes que es esencial para toda clase de trabajos. La creación de Dios —la fuente de la actividad económica humana— no es solamente productiva, también es hermosa (e.g. Gn 3:6; Sal 96:6; Ez 31:7-9) y Dios ama el trabajo hermoso (e.g. Is 60:13). ¿Cuál es el lugar de la belleza en nuestro trabajo? ¿Usted, su organización o las personas que hacen uso de su trabajo, se verían beneficiados si su trabajo produjera más belleza? Incluso, ¿qué significa en su caso que su trabajo sea bello?