Salomón construye el templo del Señor (1 Reyes 5-8)
La primera tarea enorme de Salomón es construir el templo del Señor y para lograr esta proeza arquitectónica, contrata a profesionales de todas partes de su reino. Se dedican tres capítulos (1R 5-7) para describir el trabajo de la construcción del templo, de los cuales tenemos espacio para una muestra breve:
Salomón tenía setenta mil hombres que llevaban las cargas, y ochenta mil canteros en las montañas, además de los tres mil trescientos oficiales de Salomón que estaban al frente de la obra y que gobernaban la gente que hacía el trabajo. Entonces el rey dio órdenes, y sacaron grandes piedras, piedras costosas, para echar los cimientos de la casa con piedras labradas. (1R 5:15-17)
Fundió las dos columnas de bronce; la altura de una columna era de dieciocho codos, y un cordel de doce codos medía la circunferencia de las dos. Hizo también dos capiteles de bronce fundido para colocarlos en las cabezas de las columnas; la altura de un capitel era de cinco codos y la del otro capitel era de cinco codos. Había redes de obra de malla y trenzas de obra de cadenilla para los capiteles que estaban en la cima de las columnas; siete para un capitel y siete para el otro capitel. (1R 7:15-17)
Y Salomón hizo todos los utensilios que estaban en la casa del Señor: el altar de oro y la mesa de oro sobre la cual estaba el pan de la Presencia; los candelabros de oro puro, cinco a mano derecha y cinco a mano izquierda, frente al santuario interior; las flores, las lámparas y las tenazas de oro; las copas, las despabiladeras, los tazones, las cucharas y los incensarios de oro puro; y los goznes para las puertas de la casa interior, el lugar santísimo, y para las puertas de la casa, es decir, de la nave, también de oro. Así fue terminada toda la obra que el rey Salomón hizo en la casa del Señor. Y Salomón trajo las cosas consagradas por su padre David, es decir, la plata, el oro y los utensilios, y los puso en los tesoros de la casa del Señor. (1R 7:48-51)
Salomón involucra a un número considerable de personas que ayudan a construir y mantener su reino. Todos en el reino contribuyen con su conocimiento y habilidades para ayudar a construir el templo, desde los profesionales expertos hasta las personas en trabajos forzosos. Con o sin intención, al darle empleo a tantas personas de todas las condiciones sociales, Salomón asegura que la gran mayoría de ciudadanos inviertan de forma personal en el bienestar político, religioso, social y económico del reino.