Conclusión de 2 Corintios
Las circunstancias particulares que llevaron a que Pablo escribiera 2 Corintios dieron como resultado una carta con muchas lecciones importantes para el trabajo, los trabajadores y los lugares de trabajo. Pablo enfatiza repetidamente la importancia de la transparencia y la integridad y además, exhorta a sus lectores a que inviertan en relaciones buenas y de gozo en el trabajo y que busquen la reconciliación cuando las relaciones están rotas. Él mide el trabajo piadoso en términos de servicio, liderazgo, humildad, generosidad y la reputación que ganamos por medio de nuestras acciones. También argumenta que el desempeño, la rendición de cuentas y el cumplimiento oportuno de las obligaciones son deberes esenciales de los cristianos en el trabajo. Además, establece los estándares de la evaluación del desempeño imparcial, explora las oportunidades y los retos de trabajar con no creyentes y nos exhorta a que usemos las riquezas que ganamos en nuestro trabajo para el bien de la comunidad, incluso al punto de hacer un uso igualitario de estas para el beneficio de otros así como lo hacemos para nuestro beneficio. Nos asegura que al hacerlo incrementamos, no disminuimos, nuestra propia seguridad financiera, porque llegamos a depender del poder de Dios y no de nuestra propia debilidad.
Las palabras de Pablo son extremadamente retadoras porque dice que servir a otros, incluso al punto del sufrimiento, es la forma en que podemos ser eficaces en la economía de Dios, así como Jesús mismo logró nuestra salvación por medio de Su sufrimiento en la cruz. Aunque se queda corto ante la perfección divina de Jesús, Pablo está dispuesto a vivir su vida como un libro abierto, un ejemplo de cómo la fuerza de Dios vence la debilidad humana. Debido a su transparencia, Pablo es creíble cuando afirma que trabajar de acuerdo con los caminos, propósitos y valores de Dios es realmente el camino para tener una vida más plena. Él nos comunica lo que el mismo Señor Jesús dice, “Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad” (2Co 12:9). Esta advertencia es tan importante para nuestro trabajo en la actualidad como lo era para los corintios cuando Pablo escribió esta fascinante carta.