La sinceridad (2 Corintios 2:17)
Así como en 2 Corintios 1:12, Pablo aborda nuevamente las preguntas persistentes acerca del retraso de su visita a Corinto. Los corintios parecen ofendidos porque al comienzo él no aceptó el sustento financiero por parte de esta iglesia. Su respuesta es que sustentarse a sí mismo era un tema de sinceridad. ¿Las personas podrían confiar en que él realmente creía lo que predicaba, o estaba haciéndolo solo para ganar dinero como los “que comercian con la palabra de Dios” (2Co 2:17), que se podían encontrar en cualquier ciudad romana? Parece que él no quería estar en el mismo grupo que los filósofos y oradores de su época, que cobraban cantidades considerables de dinero por sus discursos.[1] En cambio, él y sus compañeros de trabajo eran personas “con sinceridad”. Era bastante claro que no iban de lugar en lugar predicando el evangelio para volverse ricos, sino que se veían a sí mismos como individuos enviados por Dios y eran responsables ante Dios mismo.
Esto nos recuerda que la motivación no es solo un tema privado, especialmente cuando se trata de dinero. La forma en la que manejamos el dinero brilla como un apuntador láser sobre nuestra sinceridad como cristianos. Las personas quieren ver si manejamos el dinero de acuerdo con nuestros altos principios o si dejamos nuestros principios cuando hay un dinero que podemos ganar. ¿Somos poco estrictos con nuestras cuentas de gastos? ¿Escondemos ganancias bajo la mesa? ¿Participamos en refugios fiscales cuestionables? ¿Presionamos por aumentos, comisiones y bonos a costa de otros? ¿Tomamos ventaja financiera de las personas que están en circunstancias difíciles? ¿Sesgamos contratos para obtener ganancias financieras desproporcionadas? La cuestión no solo es si podemos justificarnos a nosotros mismos, sino también si los que están a nuestro alrededor pueden reconocer que nuestras acciones son consistentes con las creencias cristianas. Si no, nos estamos deshonrando a nosotros mismos y al nombre de Cristo.
Ver Murray J. Harris, The Second Epistle to the Corinthians: A Commentary on the Greek Text [La segunda epístola a los corintios: un comentario del texto griego] (Grand Rapids: Eerdmans, 2005), 253–54.