Los mensajes a las iglesias (Apocalipsis 2 y 3)
Los mensajes a las siete iglesias hacen énfasis en la importancia de las obras en la vida cristiana y por tanto, contribuyen indirectamente a un entendimiento correcto del trabajo en general. Los mensajes a las diversas iglesias comienzan con, “Yo conozco tus obras…” La amonestación a la iglesia de Éfeso es por no hacer las obras que hizo al principio (Ap 2:5) y Sardis, de igual forma, no había completado el trabajo que debía haber hecho para Jesús (Ap 3:2).
Vale la pena repetir que las “obras” no son algo malo en la Biblia. Son más bien la expresión concreta de nuestro amor por Dios. El mito de que a Dios solo le interesa nuestro corazón y nuestros sentimientos es una de las razones principales por las que el trabajo en general ha pasado a un segundo plano en algunos círculos protestantes.
La destacada mundanalidad de la iglesia de Laodicea era evidente en su perspectiva del trabajo y la economía. Es posible que cuando Jesús les aconseja a estos creyentes que compren de Él oro refinado por fuego, vestiduras blancas para esconder su desnudez y colirio para sanar sus ojos, esté hablando a tres de las mayores industrias en Laodicea: las actividades bancarias, la lana y la oftalmología. Es probable que las personas en Laodicea asumieran que los recursos de su cultura a su disposición eran todo lo que necesitaban en la vida. Las iglesias, especialmente en países prósperos, deben reconocer que con frecuencia la abundancia material puede enmascarar la pobreza espiritual. El éxito en nuestro trabajo nunca nos debe llevar a un sentido de autosuficiencia.