Ananías y Safira: un caso de identidad maliciosa (Hechos 5:1-11)
La muerte de Ananías y Safira (Hch 5:1–11) es espantosa y desconcertante. Los dos, una pareja de esposos, venden una parte de su propiedad y dan públicamente lo recaudado a la comunidad. Sin embargo, guardan en secreto una parte del dinero para ellos mismos. Pedro se da cuenta del engaño y los conforta a cada uno por separado y con solo escuchar la acusación, caen muertos instantáneamente. Para nuestra perspectiva, su destino parece fuera de proporción respecto a su infracción. Pedro reconoce que no tenían ninguna obligación de donar el dinero diciendo, “Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder?” (Hch 5:4). La propiedad privada no se ha abolido e incluso los que hacen parte de la comunidad del amor por el prójimo pueden decidir legítimamente si conservan los recursos que Dios les ha confiado. Entonces, ¿por qué la mentira acerca del dinero causó la muerte instantánea?
Se han hecho muchos intentos para describir la razón de su muerte e incluso para nombrar el pecado que cometieron.[1] Parece, fundamentalmente, que la transgresión de Ananías y Safira es ser miembros falsos de la comunidad. Como lo plantea el erudito Scott Bartchy, “al mentir para obtener una honra que no habían ganado, Ananías y Safira se deshonraron y se pusieron en vergüenza como patrones y además, demostraron que no pertenecían a la comunidad, no eran de la familia”.[2] Los dos son tanto avaros como impostores.[3]
Su engaño demuestra que todavía actúan como miembros del sistema romano del clientelismo, mientras aparentan haberse convertido en miembros del sistema cristiano de amor por el prójimo. Intentan parecerse a Bernabé imitando su ejemplo de centrarse en los demás en cuanto a la mayordomía de los recursos (Hch 4:36–37). Pero de hecho su motivación es ganar honra para ellos mismos a un bajo costo. Al hacerlo, actúan como parte de la economía romana de los patrones. Se muestran generosos, pero dan para ganar estatus, no por amor. Además, Pedro interpreta la mentira acerca de la mayordomía de los recursos como una mentira al Espíritu Santo y a Dios (Hch 5:3–4). ¡Qué impresionante que mentirle a la comunidad se equipare con mentirle al Espíritu de Dios! Y una mentira acerca de los recursos es tan grave como una mentira acerca de las cuestiones “religiosas”. Ya hemos visto que uno de los papeles principales del Espíritu Santo es constituir el pueblo de Dios en una comunidad que use los recursos con un interés profundo por otros. Entonces, no es sorprendente que el acto falso de generosidad de Ananías y Safira se represente como una falsificación del trabajo del Espíritu. Su generosidad falsa y su intento de engañar al Espíritu Santo son una amenaza para la identidad de la comunidad cristiana. Este es un recordatorio serio de los riesgos graves relacionados con la comunidad cristiana y con nuestra participación dentro de ella.
El engaño de Ananías y Safira se da en el ámbito del dinero. ¿Qué pasaría si ocurriera en el ámbito del trabajo? ¿Qué habría pasado si hubieran fingido servir a sus maestros como si sirvieran a Dios (Col 3:22–24), o tratar a sus subordinados de forma justa (Col 3:25), o participar en el conflicto de forma honesta (Mt 18:15–17)? ¿Engañar a la comunidad cristiana sobre tales cuestiones habría constituido una amenaza similarmente inaceptable para la comunidad
Lucas no reporta ningún caso como estos en Hechos, pero se aplica el mismo principio. Pertenecer genuinamente a la comunidad cristiana conlleva un cambio esencial en nuestra orientación. Ahora en todo lo que hacemos —incluyendo el trabajo— buscamos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, no incrementar nuestro estatus social, riqueza y poder.
Para consultar alternativas de interpretación ver Joseph A. Fitzmyer, The Acts of the Apostles [Los Hechos de los apóstoles], The Anchor Bible [La biblia Anchor] (Nueva York: Doubleday, 1998), 318–19.
S. Scott Bartchy, “Community of Goods in Acts: Idealization or Social Reality?” [La comunidad de bienes en Hechos: ¿una idealización o una realidad social?] en The Future of Early Christianity: Essays in Honor of Helmut Koester [El futuro de la cristiandad primitiva: ensayos en honor a Helmut Koester], ed. Birger A. Pearson, A. Thomas Krabel, George W. E. Nickelsburg y Norman R. Petersen (Minneapolis: Fortress Press, 1991), 316.
Para consultar un trato más completo de esta narrativa con respecto a las implicaciones económicas y comunitarias, ver Aaron J. Kuecker, “The Spirit and the ‘Other,’ Satan and the ‘Self’: Economic Ethics as a Consequence of Identity Transformation in Luke-Acts” [El Espíritu y el ‘otro’, Satanás y el ‘yo’: la ética económica como una consecuencia de la transformación de identidad en Lucas y Hechos], en Engaging Economics: New Testament Scenarios and Early Christian Reception [Abordando la economía: las perspectivas del Nuevo Testamento y la acogida del cristianismo primitivo], ed. Bruce W. Longenecker y Kelly D. Liebengood (Grand Rapids: Eerdmans, 2009), 81–103.