La confrontación por la liberación de una niña esclava en Filipos (Hechos 16:16-24)
La primera de las dos confrontaciones ocurre en Filipos, en donde Pablo y Silas encuentran a una niña con un espíritu de adivinación.[19] En el contexto grecorromano, este tipo de espíritu estaba asociado con la adivinación de la suerte —una asociación que les “daba grandes ganancias a sus amos” (Hch 16:16). Este parece ser un ejemplo de la forma más vil de explotación económica. Es desconcertante que Pablo y Silas no actúen más rápidamente (Hch 16:18), pero es probable que fuera así porque Pablo quería entablar una conexión con ella o sus dueños antes de corregirlos. Sin embargo, cuando Pablo actúa, el resultado es la liberación espiritual de la niña y la pérdida financiera para sus dueños. Los dueños responden arrastrando a Pablo y Silas ante las autoridades, culpándolos de perturbar la paz.
Este suceso demuestra de manera convincente que el ministerio de liberación que Jesús proclamó en Lucas 4 puede ir en contra de al menos una práctica de negocios común, que es la explotación de esclavos. Los negocios que obtienen ganancias económicas a costa de la explotación humana están en conflicto con el evangelio cristiano. (Los gobiernos que explotan seres humanos son igual de malvados. Anteriormente discutimos cómo la violencia de Herodes en contra de su pueblo e incluso sus propios soldados causó su muerte en manos de un ángel del Señor). Pablo y Silas no estaban en una misión para reformar las prácticas económicas y políticas corruptas del mundo romano. Sin embargo, era inevitable que el poder de Jesús para liberar a las personas del pecado y la muerte rompiera las ataduras de la explotación. No puede existir una liberación espiritual sin consecuencias económicas. Pablo y Silas estaban dispuestos a exponerse a sí mismos al ridículo, a los golpes y a la prisión con el fin de traer la liberación económica a alguien que era vulnerable ante el abuso por causa de su sexo, estatus económico y edad.
Si vamos dos mil años adelante, ¿es posible que los cristianos se hayan acomodado a, o incluso beneficiado de, productos, compañías, industrias y gobiernos que violan los principios éticos y sociales cristianos? Es fácil oponerse a las industrias ilegales como el tráfico de estupefacientes y la prostitución pero, ¿qué hay de las muchas industrias legales que perjudican a los trabajadores, los consumidores o al público en general? ¿Qué hay de los vacíos legales, subsidios y regulaciones gubernamentales injustas que benefician algunos ciudadanos a expensas de otros? ¿Al menos reconocemos cómo nos podemos beneficiar de la explotación de otros? Puede que en una economía global sea difícil seguirle la pista a las condiciones y consecuencias de la actividad económica. Es necesario un discernimiento bien informado, pero la comunidad cristiana no siempre ha sido rigurosa con sus críticas. A decir verdad, el libro de Hechos no ofrece principios para evaluar la actividad económica, pero sí demuestra que los temas económicos son temas del evangelio. En Pablo y Silas, dos de los más grandes misioneros y héroes de la fe, tenemos toda la prueba que necesitamos para saber que los cristianos somos llamados a hacer frente a los abusos económicos del mundo.
Los capítulos 17 y 18 contienen bastante información de interés con respecto al trabajo pero, con el fin de continuar con la discusión sobre las confrontaciones por el desafío que representó el evangelio para los sistemas del mundo, encontraremos a continuación el relato de la confrontación de Hechos 19:21–41 y luego regresaremos a los capítulos 17, 18 y las otras partes del capítulo 19.
See John R. Levison, Filled with the Spirit (Grand Rapids: Eerdmans, 2009), 318-320, for a description of this type of spirit in Greco-Roman perceptions.