La fabricación de tiendas y la vida cristiana (Hechos 18:1-4)
El pasaje que se relaciona más frecuentemente con el trabajo en el libro de Hechos es el que presenta a Pablo fabricando tiendas, en Hechos 18:1–4. Aunque este pasaje es conocido, con frecuencia se entiende de una forma limitada. En la reconocida lectura, Pablo gana dinero fabricando tiendas con el fin de sustentar su ministerio real de testificar a Cristo. Esta visión es muy limitada, ya que no ve que la fabricación de tiendas en sí misma es un ministerio real que da testimonio de Cristo. Pablo es un testigo cuando predica y cuando fabrica tiendas y usa sus ganancias para el beneficio de la comunidad en general.
Esto se ajusta directamente con la visión de Lucas de que el Espíritu empodera a los cristianos para que usen sus recursos por el bien de toda la comunidad, lo que a su vez da testimonio del evangelio. Recuerde que la idea orientadora de Lucas para la vida cristiana es la del testimonio y todo aspecto de la vida de cada uno tiene el potencial de dar testimonio. Entonces, es asombroso que Pablo sea un ejemplo de esta práctica formada por el Espíritu.
Ciertamente es verdad que Pablo desea sustentarse a sí mismo, pero su impulso no fue solo sustentar su ministerio como predicador, sino también proveer sustento financiero para toda la comunidad. Cuando Pablo describe su impacto económico entre los efesios, dice:
Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado. Vosotros sabéis que estas manos me sirvieron para mis propias necesidades y las de los que estaban conmigo. En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir.” (Hch 20:33–35, énfasis agregado)
El trabajo de Pablo del cual devengaba dinero fue una labor para fortalecer la comunidad económicamente.[1] Pablo usa sus habilidades y posesiones para el beneficio de la comunidad y dice explícitamente que este es un ejemplo a seguir. No dice que todos deberían seguir su ejemplo de predicar, pero sí dice que todos deberían seguir su ejemplo de trabajar para ayudar al débil y ser generosos al dar, como Jesús mismo lo enseñó. Ben Witherington argumenta de forma convincente que Pablo no se está atribuyendo un estatus más alto por su posición apostólica, sino que está “bajando en la escalera social por Cristo”.[2]
En otras palabras, no es que Pablo fabrique tiendas por necesidad para poder hacer su “trabajo real” de predicar. Todas las clases de trabajo de Pablo en el taller de costura, el mercado, la sinagoga, la sala de conferencias y la prisión son formas de dar testimonio. En todos estos contextos, Pablo participa en el proyecto restaurador de Dios. En todos estos contextos, Pablo demuestra su nueva identidad en Cristo para la gloria de Dios y con la motivación del amor por su prójimo, incluyendo sus antiguos enemigos. Incluso cuando es transportado en el mar como prisionero usa sus dones de liderazgo y ánimo durante una fuerte tormenta para guiar a tierra firme a los soldados y los marineros que lo tenían cautivo (Hch 27:21–38). Aunque no hubiera tenido el don de predicador y apóstol, habría dado testimonio de Cristo simplemente por la forma en la que fabricaba tiendas, trabajaba por el bien de la comunidad y por el bien de otros en toda situación.
“Fabricar tiendas” se ha convertido en una metáfora común para los cristianos que tienen una profesión con la que ganan dinero como un medio para sustentar lo que con frecuencia se denomina el “ministerio profesional”. El término “bivocacional” se usa para indicar que dos profesiones distintas están relacionadas, la que produce dinero y la del ministerio. Pero el ejemplo de Pablo demuestra que todos los aspectos de la vida humana deberían dar un testimonio continuo. El margen para encontrar distinciones entre el “ministerio profesional” y otras formas de dar testimonio es muy pequeño. De acuerdo con Hechos, los cristianos solamente tienen una vocación: ser testigos del evangelio. Existen muchas formas de servicio, incluyendo la predicación y el cuidado pastoral, la fabricación de tiendas, la construcción de muebles, el dar dinero y cuidar al débil. Un cristiano cuya profesión le proporciona dinero, tal como la fabricación de tiendas, para sustentar una profesión que no proporciona dinero, como enseñar sobre Jesús, sería descrito de una forma más precisa como “servidor dual”, en vez de “bivocacional” —un llamado, dos formas de servicio. Lo mismo aplica para cualquier cristiano que sirve en más de una línea laboral.
Pablo también habla de esta ética en 1 Tesalonicenses 2:9 y 1 Corintios 9:1–15.
Ben Witherington, III, The Acts of the Apostles: A Socio-Rhetorical Commentary (Grand Rapids: Eerdmans, 1998), 547.