La vocación en el contexto de la comunidad (Hechos 13:1-3)
Hechos 13:1–3 nos presenta un conjunto de prácticas en la iglesia en Antioquía. Esta comunidad es excepcional tanto por su diversidad étnica como por su compromiso de dar un testimonio práctico del reino de Dios.[1] Ya hemos visto cómo Lucas demuestra que el trabajo —especialmente el uso del poder y los recursos— funciona como una forma de testimonio.[2] Hemos visto en Hechos 6:1–7 que esto aplica por igual a las vocaciones que asociamos por naturaleza con el ministerio (tales como ser misionero) y las que son más propensas a llamarse “trabajo” (como la hospitalidad). Todas las vocaciones tienen el potencial de servir y dar testimonio del reino, especialmente cuando se usan en la búsqueda de justicia y rectitud.
Hechos 13:1–3 presenta una comunidad cristiana que trata de discernir la forma en la que el Espíritu los guía a ser testigos y Pablo y Bernabé son seleccionados para trabajar como viajeros evangelistas y sanadores. Lo que es llamativo es que este discernimiento se logra de forma comunal. La comunidad cristiana, no el individuo, tiene una mayor capacidad de discernir las vocaciones de sus miembros individuales. Esto puede significar que las comunidades cristianas actuales deberían participar junto con las familias y los jóvenes cuando buscan respuestas a preguntas como, “¿qué quieres hacer cuando seas grande?” “¿Qué vas a hacer después de graduarte?” o “¿A qué te está llamando Dios?” Esto requeriría que las comunidades cristianas desarrollaran una experticia mayor en el discernimiento vocacional a lo que es común actualmente. También requeriría que tomaran un interés mucho más serio en el trabajo que sirve al mundo por fuera de las estructuras eclesiales. No es suficiente solo afirmar que se tiene autoridad sobre las vidas laborales de los jóvenes. Ellos solo prestarán atención si la comunidad cristiana les ayuda a discernir mejor de lo que pueden hacer otros medios.
Hacer esto sería una forma doble de testimonio. Primero, los jóvenes de todas las tradiciones religiosas —y aquellos que no tienen una tradición— luchan profundamente con la carga de escoger o encontrar un trabajo. Imagine si la comunidad cristiana pudiera ayudarles genuinamente a reducir su carga y mejorar los resultados. Segundo, la gran mayoría de cristianos trabajan por fuera de las estructuras de la iglesia. Imagine si todos viéramos nuestro trabajo como un medio de servicio cristiano para el mundo, mejorando la vida de las millones de personas con las que y para las que trabajamos. ¿En qué medida esto haría a Cristo más visible en el mundo?
El discernimiento comunitario de la vocación continúa a lo largo de Hechos, cuando Pablo escoge a muchos compañeros misioneros en la comunidad, como Bernabé, Timoteo, Silas y Priscila, para nombrar pocos. Segundo, siendo testimonio una vez más del realismo de Lucas, vemos que esta vocación compartida de dar testimonio no elimina la tensión relacional que acarrea la pecaminosidad humana. Pablo y Bernabé tienen una disputa tan grave sobre la inclusión de Juan Marcos (quien había desertado del equipo en una ocasión anterior) que deciden tomar caminos diferentes (Hch 15:36–40).
Ben Witherington III, The Acts of the Apostles: A Socio-Rhetorical Commentary [Los Hechos de los apóstoles: un comentario socio-retórico] (Grand Rapids: Eerdmans, 1998), 392.
Vale la pena mencionar una vez más que, por lo general, el buen desempeño de la comunidad —caracterizado particularmente por la generosidad, la justicia económica y el amor centrado en Dios y en los demás— resulta en el crecimiento del reino (Hch 2:47; 6:7; 9:31; etc.).