El joven rico (Mateo 19:16-30)
El problema del dinero, que discutimos anteriormente en Mateo 6, vuelve a aparecer en la historia del joven rico que se acercó a Jesús y le preguntó, “¿qué bien haré para obtener la vida eterna?” Jesús le responde que debe guardar los mandamientos y él contesta que lo ha hecho. Un elemento distintivo en la narrativa de Mateo es que después, el joven le pregunta a Jesús, “¿qué me falta todavía?” Esta pregunta demuestra que tiene un gran conocimiento. Podemos hacer cualquier cosa que parezca buena, pero en el fondo sabemos que algo falta todavía. Jesús responde, “ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme” (Mt 19:21).
En los cuatro Evangelios podemos ver que Jesús no les pidió a todos Sus seguidores que renunciaran a sus posesiones. No todas las personas están tan agobiadas por sus posesiones como este hombre. En su caso, el desafío era radical debido a su fuerte apego a la riqueza (Mt 19:22). Dios sabe exactamente lo que hay en nuestros corazones y lo que es necesario mientras le servimos.
¿Nuestro tesoro está en nuestro trabajo, empleo, rendimiento y habilidades o en los fondos de jubilación? Estas son cosas buenas (son regalos de Dios), pero son secundarias respecto a buscar primeramente el reino de Dios (Mt 6:33) y una relación correcta (justa) con Dios y otras personas. Sostenemos nuestra riqueza y nuestro trabajo con las manos abiertas no sea que, como el joven rico, terminemos apartándonos con tristeza de Dios. (Esta historia se discute con mayor profundidad en la sección “Marcos 10:17–31” y “Lucas 18:18–30”).