El liderazgo de siervo (Mateo 20:20-28)
A pesar de esta parábola de la gracia y generosidad de Dios y a pesar de escuchar que Jesús dice dos veces que el primero será el último y los últimos, primeros, los discípulos siguen sin entender la idea. La madre de Jacobo y Juan le pide a Jesús que les conceda a sus dos hijos los lugares más prominentes en Su reino venidero. Los dos hombres están allí y Jesús se dirige a ellos y les pregunta, “¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?” A lo que ellos responden, “Podemos”. Cuando los otros diez discípulos escucharon esto, se enojaron. Jesús aprovecha esta oportunidad para objetar sus ideas acerca del protagonismo.
“Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor, y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos”. (Mt 20:25–28)
El verdadero liderazgo se encuentra en servir a otros, lo que será evidente de distintas formas dependiendo del trabajo y la situación. Esto no significa que un Director ejecutivo deba tomar un turno mensual para barrer los pisos o limpiar los inodoros, ni que cualquier trabajador pueda decir que está ayudando a otra persona como una excusa para no hacer bien su trabajo. Significa que realizamos todo nuestro trabajo con la intención de servir a nuestros clientes, compañeros de trabajo, accionistas y a quienes afecte nuestra labor. Max De Pree fue Director ejecutivo por un largo periodo de tiempo en Herman Miller y fue miembro del Salón de la fama de Fortune. Él escribió en su libro Leadership Is an Art [El liderazgo es un arte] que “la primera responsabilidad de un líder es definir la realidad y la última es decir ‘gracias’. Entre estas dos, el líder se debe convertir en un siervo y un deudor. Eso resume el progreso de un líder ingenioso”.[1]
El siervo es la persona que reconoce su propia pobreza espiritual (Mt 5:3) y ejerce el poder bajo el control de Dios (Mt 5:5) para mantener relaciones correctas. El líder siervo se disculpa por sus errores (Mt 5:4), muestra misericordia cuando otros fallan (Mt 5:7), fomenta la paz cuando es posible (Mt 5:9) y soporta el criticismo inmerecido cuando procura servir a Dios (Mt 5:10) con integridad (Mt 5:8). Jesús establece el patrón por medio de Sus propias acciones a nuestro favor (Mt 20:28). Por tanto, demostramos que somos seguidores de Cristo al seguir Su ejemplo.
Max De Pree, Leadership Is an Art [El liderazgo es un arte] (Nueva York: Doubleday, 1989), 9.