La resolución de conflictos (Mateo 18:15-35)
En todos los lugares de trabajo hay conflictos. En este pasaje, Jesús nos da una pauta para tratar con alguien que nos ha hecho daño. Él no dice, “¡busquen venganza!” o “¡devuelvan el golpe!” En cambio, expone un proceso que comienza con buscar la reconciliación uno a uno. La bienaventuranza de la humildad implica poner a un lado la autojustificación, tanto como para expresarse de manera respetuosa y objetiva frente a quien lo ha herido, y estar dispuesto a escuchar su perspectiva (Mt 18:15). Esto no significa someterse a abusos más adelante, sino estar dispuesto a aceptar la posibilidad de que su percepción no es universal. Pero en caso de que eso no resuelva el conflicto, el segundo paso o el plan b es pedirles a algunas personas que los conozcan a los dos, que lo acompañen mientras trata de nuevo el tema con la persona que le hizo daño o lo perjudicó. Si el conflicto sigue sin resolverse, entonces debe llevar el tema al liderazgo (la iglesia, en Mateo 18:16, la cual está tratando conflictos en la iglesia específicamente) para que ellos juzguen de forma imparcial. Si esto no resuelve el problema, el ofensor que no acate el juicio debe ser expulsado de la comunidad (Mt 18:17).
Aunque Jesús estaba hablando sobre conflictos con “otro miembro de la iglesia” (Mt 18:15), su método es un precursor extraordinario de la que ahora es conocida como la mejor práctica en el trabajo. Incluso en los mejores lugares de trabajo surgen conflictos. Cuando esto ocurre, la única solución eficaz es que aquellos en conflicto hablen directamente y que no que se quejen con otras personas. En vez de representar un conflicto personal en frente de una audiencia, reúnase con la persona en privado. En la era de la comunicación electrónica, el método de Jesús es aún más importante. Solo hace falta un nombre o dos en el campo “cc:” o hacer clic en el botón de “responder a todos” para convertir un simple desacuerdo en una contienda de toda la oficina. Incluso si las dos personas mantuvieran una cadena de correos electrónicos como algo privado, las posibilidades de un malentendido se multiplican cuando se usa un medio impersonal como el correo electrónico. Puede que sea mejor tomar el consejo de Jesús de forma literal: “ve y repréndelo a solas” (Mt 18:15).
Señalar la falta es una acción recíproca. También debemos estar dispuestos a escuchar las faltas que nos señalan a nosotros. Escuchar —en estos tres versículos, Jesús menciona la escucha cuatro veces— es el aspecto crucial. Los modelos contemporáneos de resolución de conflictos se centran por lo general en hacer que las partes se escuchen una a la otra, incluso conservando la opción del desacuerdo. Con frecuencia, escuchar de forma atenta lleva al descubrimiento de una resolución que las dos partes pueden aceptar. Si esto no ocurre, se puede solicitar la intervención de otras personas con las habilidades y autoridad apropiadas.