La aceptación edifica la comunidad (Romanos 14:19-15:33)
Otra característica de la aceptación es que fortalece la comunidad. “Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación” (Ro 15:2) casi en la misma forma en la que un anfitrión acogedor se asegura de que la visita beneficie al invitado. El “prójimo” aquí es otro miembro de la comunidad. Pablo nos dice “que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación mutua” (Ro 14:19). La edificación mutua significa trabajar juntos en comunidad.
En los capítulos 14 y 15, vemos que aceptar es una práctica poderosa. Pablo no está hablando de simplemente saludar con una sonrisa en el rostro. Está hablando de participar en el discernimiento moral profundo como una comunidad manteniendo una relación cálida con aquellos que llegan a conclusiones morales diferentes, incluso en temas importantes. En lo que a Pablo respecta, las relaciones duraderas en la comunidad son más importantes que las conclusiones morales particulares. Las relaciones traen una calidad de vida a la comunidad que excede por mucho cualquier posible satisfacción de tener la razón acerca de un tema o de juzgar a otros diciendo que están equivocados. También es un testimonio más atractivo para el mundo a nuestro alrededor. “Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para gloria de Dios” (Ro 15:7). Cuando nos aceptamos unos a otros, el resultado final por la misericordia de Dios (Ro 15:9) es que le alaben “todos los pueblos” (Ro 15:11).