Tus habilidades y dones
La segunda consideración son tus habilidades y dones. La Biblia dice que Dios les da a las personas dones para que lleven a cabo la labor que él quiere que hagan, y menciona algunos de los dones y habilidades que Dios concede:
Isaías 28:24-26
Cuando un agricultor ara para sembrar, ¿lo hace sin descanso? ¿Se pasa todos los días rompiendo y rastrillando su terreno? Después de que ha emparejado la superficie, ¿no siembra eneldo y esparce comino? ¿No siembra trigo en hileras, cebada en el lugar debido, y centeno en las orillas? Es Dios quien lo instruye y le enseña cómo hacerlo.
Romanos 12:6-8
Tenemos dones diferentes1, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe; si es el de prestar un servicio, que lo preste; si es el de enseñar, que enseñe; si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría.
1 Corintios 12:7-10
A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás. A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento; a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas.
Como muestran los dos últimos pasajes, cuando Pablo analiza los dones del Espíritu, normalmente se refiere a su uso en la iglesia. Pero si todo el trabajo que hacen los cristianos es hecho para el Señor (Colosenses 3:23), entonces podemos inferir que los dones del Espíritu también son dados para el uso en el lugar de trabajo. En consecuencia, los dones y habilidades proveen un elemento de orientación para discernir la dirección de Dios.
Se han desarrollado muchas herramientas para ayudar a las personas a discernir sus dones y darles uso en el contexto del ámbito laboral (ver «Para seguir explorando»). Sin embargo, es fácil poner demasiada atención a tus habilidades y dones. La actual generación de occidentales es la más analizada en cuanto a dones en la historia humana, pero esta afición por el análisis puede conducir a un ensimismamiento y desplazar la atención a las necesidades del mundo. Estos pasajes dicen que Dios concede dones para el bien común, no para la satisfacción personal. Además, en muchos casos, Dios da sus dones solo después que uno toma el trabajo donde los va a necesitar. Poner demasiada atención a los dones que ya tienes puede impedir que recibas los dones que Dios quiere darte.
No obstante, los dones que ya tienes pueden darte alguna indicación sobre la mejor forma de satisfacer las necesidades del mundo. Sería narcisista declarar que Dios te ha llamado a ser el pianista más grande del mundo, y luego esperar que él deposite en ti el talento necesario después de años de tocar mediocremente el piano y de una práctica deficiente. La orientación de carrera a través de las habilidades y dones es un difícil acto de equilibrio, razón por la cual se debe buscar en medio de una relación con Dios y los hermanos cristianos.
Aquí, una vez más, no debemos enfocarnos en el trabajo excluyendo el resto de la vida. Dios también da dones para nuestra vida familiar, amistades, recreación, voluntariado y toda la variedad de actividades de la vida.
Este verso (Romanos 12:6), a propósito, fue la inspiración y la fuente del título bajo el cual se publicó la herramienta Myers-Briggs Personality Type Indicator, y no cabe duda de que muchos en el mundo en general consideran que los dones de Dios son un elemento esencial del llamado profesional. Ver Isabel Myers, Gifts Differing: Understanding Personality Type (Palo Alto, CA: CPP Books, 1993).